Otra cosa no, pero José Ramón Sandoval siempre ha sido una persona ingeniosa y echada para adelante. Lo ha demostrado en vísperas de su regreso a Gijón, con frases como ésta: "La mano del Pitu ha influido a la hora de dar dos toques especiales". Es decir, que Abelardo simplemente ha aprovechado el concienzudo trabajo que el madrileño y su equipo desarrollaron en Gijón durante año y medio. Sandoval apenas aprecia matices entre el Sporting actual y aquel que él armaba en el centro del campo con jugadores contrastados en Segunda, como Cristian Bustos, López Garai y Mandi, mientras que condenaba al olvido, o algo peor, a gente de la casa como Sergio Álvarez y Nacho Cases. Quizá por el recuerdo de su ascenso y posterior permanencia con el Rayo, apostó por un equipo con tendencia al caos, salvado muchas veces por una pareja de delanteros impropia de la categoría. "Hemos perdido 35 goles", dijo Abelardo en referencia a la marcha de Scepovic y Lekic, antes de encarar una temporada, la pasada, en la que muchos pedían a la virgencita quedarse como estaban. Con todo eso, sin la posibilidad de fichar, con los jugadores y él mismo sin cobrar durante meses y meses, Abelardo condujo al Sporting a un ascenso impensable. Olé sus toques.