En cuatro días el Real Madrid ha solventado los dos compromisos más importantes que había afrontado hasta ahora: las visitas al PSG y al Celta. Y no se trataba de dos compromisos menores. Con el empate de París los de Rafa Benítez mantenían su liderato en el torneo continental; con la victoria ayer en Balaídos quedan líderes en solitario del torneo doméstico a la espera hoy de lo que haga el Barcelona de Luis Enrique, equipo que cayó no hace tanto 4-1 en su visita a Vigo.
Y es que el Celta este año es un hueso especialmente duro. No sólo había ganado al Barça, sino también, y a domicilio, al Sevilla y al Villarreal. Más: los de Berizzo llegaban al choque de ayer invictos como el Madrid y con sus mismos 18 puntos.
Por eso el partido tenía todos los ingredientes para tratarse de un auténtico examen... que el Madrid solventó con un 1-3 más contundente en el marcador que en el campo; efectivo en ataque y con un superlativo Keylor Navas en la primera mitad, y tras sufrir en la segunda incluso cuando el Celta se quedó con uno menos por expulsión de Cabral.
Hay historias que suenan a ya vividas. El Madrid se fue al descanso con un 0-2 a favor tras rentabilizar su buen juego con los goles de Cristiano y Danilo y, sobre todo, por cuatro intervenciones de Navas en los minutos 17 (lanzamiento de Orellana), 25 (disparo de Jonny), 39 (remate de Aspas) y 42 (cabezazo de Pablo Hernández). Sergio Álvarez, el portero del Celta, quedó inédito en los primeros 45 minutos. Nada pudo hacer ante los disparos de Cristiano y Danilo, los únicos lanzamientos a puerta del cuadro de Benítez.
La segunda mitad comenzó con un dinámico intercambio de ocasiones, la más clara un remate de Orellana desde el punto de penalti que se fue a la grada. Era el minuto 55 y sólo uno después el Celta se quedaba por diez por una absurda protesta de Cabral. Dio entonces entrada Benítez a Isco por Lucas Vázquez buscando un mayor control, y tuvo en los siguientes diez minutos cinco ocasiones para dejar sentenciado el partido. En dos Sergio Álvarez adivinó las intenciones de Cristiano; a Isco se le fue un disparo fuera y otro lo rechazaba el larguero, y Orellana sacaba de cabeza un remate de Casemiro camino de la red.
Perdonó el Madrid y el Celta, todo coraje y liderado por Nolito, se lanzó a un asalto desesperado del área madridista aprovechando el agujero negro en el que se había convertido el centro del campo de Benítez. Un asalto desesperado y sin fortuna -lo que parecía imposible, superar a Navas, lo logró Orellana en el 71 pero Marcelo desviaba su remate sobre la misma línea de gol- hasta que encontró el premio Nolito con uno de esos disparos desde fuera del área que da igual quién esté de portero o que siquiera haya portero.
Era el minuto 84 y en el 85 Wass perdonaba el empate... Y quien perdona, paga. No acertó Cristiano en el 93 a superar a Sergio Álvarez pero sí Marcelo en el 95 para cerrar el partido, acabar con la condición de invicto del Celta y dejar al Madrid en solitario, de momento, en el liderato.