Como si de una felicitación navideña al uso se tratara, los piragüistas asturianos que tomaron parte en el último Campeonato del Mundo de maratón, que se celebró a mediados de septiembre en Brandemburgo (Alemania), acaban de recibir las facturas expedidas por la Real Federación Española de Piragüismo con los gastos de asistencia a aquella cita como integrantes de la selección española.
Cada factura recoge los correspondientes capítulos de alojamiento y vuelo a Berlín, además de las pertinentes acreditaciones y transfer, suponiendo un desembolso de 740,05 euros por deportista. Al menos, esa es la cuantía que se les reclama por parte de la Federación Española a los piragüistas de la Sociedad Cultural y Deportiva de Ribadesella, que defendieron los colores de La Roja en ese mundial de la especialidad de maratón, en aguas germanas.
Bien es cierto que los criterios de selección para mundiales, europeos y copas del mundo, conocidos por todos los deportistas desde principios de temporada, establece un sistema de autofinanciación para pruebas consideradas no olímpicas. Por eso la medida no pilló por sorpresa a los deportistas, aunque cada vez se levantan más voces en las que se reclaman profundos cambios para financiar los equipos nacionales que acudan a las grandes citas internacionales.
Hoy en día parece ser que el piragüismo -tan en boga después de los sonoros éxitos de los españoles, a modo de medallas y diplomas, en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro-, es una de las contadas disciplinas en la que buena parte de los deportistas deben asumir todos sus gastos -salvo renuncia- si quieren defender los colores de su propio país en un mundial o en un Campeonato de Europa, siempre y cuando hayan logrado clasificarse.
