A Oviedo le sienta bien el Oro

Más difícil que llegar es quedarse y todavía más complicado es consolidarse como uno de los grandes en una categoría, la LEB Oro, a la que llegaron de puntillas, sin hacer demasiado ruido para no molestar a los mayores. El Oviedo Baloncesto cumple su quinta temporada en la segunda categoría del baloncesto español, y lo hace habituado ya a ser uno de los aspirantes a estar en la parte alta de la tabla y a disputar el play-off de ascenso a la ACB.

El papel de grande de la categoría lo tiene no porque pueda compararse a los clubes más potentes económicamente de la categoría, como el Breogán, el Melilla, el Palencia o el Manresa, sino porque se lo ha ganado por sus resultados y su rendimiento. De las cuatro temporadas que ha finalizado en LEB Oro, el Unión Financiera se ha clasificado en tres ocasiones para disputar los play-off de ascenso, en dos de ellas ha alcanzado las semifinales y la pasada temporada se alzó con su primer título oficial, la Copa Princesa que le arrebataron al Burgos, ahora equipo de la ACB.

Al éxito deportivo del Unión Financiera le ha acompañado también un crecimiento social. Además de convertir al pequeño polideportivo de Pumarín en una de las pistas más temidas de la categoría, la afición se ha ido consolidando y organizando a la par que el club ha ido creciendo. Es habitual ya ver a seguidores del Unión Financiera acompañando a su equipo en algunos desplazamientos y hasta se ha creado una peña, "El Fortín", que trata de aglutinar a una afición singular, que aplaude a su equipo en las victorias y en las derrotas y que trata de ser muy respetuosa con el rival. La visita a la cancha del Ourense en el play-off de la pasada temporada puede que haya sido uno de los momentos más álgidos de esa afición, que ocupó buena parte de las gradas y que se hizo muy presente en las dos victorias que allí sumaron los asturianos.

La del Unión Financiera no se puede considerar de otra manera que una historia de éxitos, sobre todo desde el ascenso a LEB Oro en la temporada 2012-13. El equipo que entrenaba Guillermo Arenas se hizo un hueco en una categoría ya totalmente profesional gracias a una plantilla en la que se consiguió ensamblar a jugadores de la casa de toda la vida, como los hermanos Héctor y Adrián Macía y Agustín Prieto, con refuerzos que demostraron ser un completo acierto, como Víctor Pérez y Fran Cárdenas, los dos ahora en el equipo ovetense. Un acierto entonces fue también traer de vuelta a Asturias a Diego Sánchez. Un ejemplo de profesionalidad que, a sus 42 años recién cumplidos, sigue dando guerra en el Gijón, en la liga EBA.

El ascenso se consiguió en Las Palmas, ante el Gran Canaria, al que ganaron 59-89. Ver la ficha de aquél partido es muy llamativo. El Oviedo Baloncesto formó de inicio con: Fran Cárdenas, Diego Sánchez, Víctor Pérez, Héctor Macía y Will Hanley. En el banquillo estaban: Cheik Conde, Adrián Macía, Agustín Prieto, Ricardo Pámpano, Carles Marzo (al que se enfrentarán mañana en Huesca), Atoyebi y Raúl Quirós. En el conjunto rival estaban unos entonces desconocidos Fabio Santana y Mouhamed Barro. Y un tal Walter Tavares.

La irrupción en la LEB Oro fue un sueño. Un equipo similar al del ascenso consiguió colarse en las semifinales por el ascenso a la ACB en la que fue la gran temporada de Pumarín, donde los ovetenses completaron más de un año sin perder. La siguiente, la segunda, fue la única temporada en la que no lograron clasificarse para los play-off, aunque no sufrieron por la permanencia, y en las dos últimas, ya con Carles Marco en el banquillo, han seguido superando barreras y haciéndose cada vez más grandes.

Esta temporada el equipo lleva ya diez victorias cuando no se ha llegado al ecuador. La permanencia se da ya por supuesta y todos colocan al equipo ovetense como uno de los aspirantes a llegar muy lejos. La historia se seguirá construyendo mañana (21 horas) en Huesca.