Comienza de nuevo el trabajo en el seno del Real Avilés para reconducir el proyecto ante la renuncia de Abraham Albarrán como entrenador, y junto a él la de la directiva que no llegó a presentarse. El club se limitó ayer a agradecer el interés del exjugador blanquiazul, que pretendía colgar las botas para ejercer por primera vez como técnico. "Esta entidad quiere ratificar los motivos por lo se le ofreció ser el entrenador de la primera plantilla, es decir, su ofrecimiento personal, su gran simpatía por el club y su ilusión por entrenar, obviando la nula experiencia que tenía en los banquillos. Cómo siempre está entidad agradece las buenas intenciones del señor Albarrán y le desea todo tipo de suerte", señala mediante un comunicado.

En ese escueto documento el club acepta oficialmente la renuncia de Abraham y pasa página, pero significa que ahora toca reestructurar todo el proyecto que estaban avanzando para la próxima temporada. Por un lado, el club tendrá que buscar nuevo entrenador para encarrilar el proyecto deportivo del primer equipo, pero además tendrá que buscar una directiva que gestione el día a día. El club había optado por contar con una directiva con gente de Avilés y que un inversor pusiera dinero en el club, aunque tanto Tejero como Abraham Albarrán habían dicho que esa inversión no era imprescindible para que la nueva directiva pudiera asumir el proyecto.

Esa fue precisamente la guerra que llevó a Abraham Albarrán a abandonar un proyecto con el que, afirma, estaba muy ilusionado: no llevar la gestión deportiva del equipo. Ayer, el entrenador profundizó en las razones por las que ha decidido dejar el Avilés apenas una semana después de presentarse. "Me dijo que con que yo le mandara el DNI, el nombre del jugador y la cantidad que debía percibir, en dos horas estaban los contratos firmados, que sería el único responsable de fichar", señala el entrenador.

Todo cambió después de que el grupo inversor francés afirmara que no continuaría con las negociaciones si el director deportivo Alain Menéndez no seguía como director deportivo. "Le pregunté a uno de los jugadores con los que había llegado a un acuerdo que si había recibido el contrato y me dijo que no. Llamo a Tejero y me dice que tengo que hablarlo con Alain, que seguía siendo el director deportivo", explicó Abraham Albarrán. Y la gota que colmó el vaso: "Además los gastos que solo iban a ser en la plantilla se le sumaron por arte de magia, el de los trabajadores del campo, el de la fichas federativas, el de la lavandería, arbitrajes y personal para el partido, algo que no entraba en el trato".