Dos paradas decisivas de Courtois en el primer acto y una de Oblak en el segundo convirtieron en un derbi de porteros y sin pegada el duelo entre un Madrid que añora un "9" goleador y un Atlético que exhibió sin premio sus virtudes de inicio antes de desaparecer. La pasión del mejor derbi del mundo no se tradujo en espectáculo. Se rebaja a duelos tácticos donde se juega a lo que desea Simeone, dominador en Liga del Santiago Bernabéu -seis años seguidos sin perder- con planteamientos que anulan a buena parte de las individualidades de su rival, hasta que Lopetegui respondió con un giro por la lesión de Bale.

Alejado de antiguos sufrimientos y con la confianza que le genera un dominio reciente en casa del eterno enemigo, el Atlético salió sin complejos a por el Madrid. Sin apuros para anular al tridente ofensivo madridista, que se reducía al ímpetu de Bale, encontró en Lemar un futbolista clave para generar desequilibrio. Hizo daño entre líneas, apareciendo por dentro, y nutriendo de buenos balones a Griezmann y Costa. Los dos hicieron daño siempre en carrera. Saúl era el primero en intentarlo con un disparo lejano que sacó de puños Courtois.

Se convirtió en previsible el equipo de Lopetegui. Con la banda izquierda coja sin Marcelo, descartando la posibilidad de resucitarla metiendo a Bale en su zona natural. Kroos y Modric sufrían en la telaraña rojiblanca. Sólo el coraje de Carvajal generaba peligro. La ineficacia con la posesión iba acompañada de un alto riesgo en caso de cometer un error. Equipo largo y con desconexión del tridente. Fue cuando Courtois salvó a su equipo, primero tras una contra veloz que dejó a Griezmann mano a mano. Intentó picar el balón, pero Courtois la salvaba con la cara.

Se teñía de rojiblanco la primera parte del derbi cuando Bale tuvo la única clara para el Madrid. A balón parado, con pase medido de Kroos al segundo palo, apareció el galés para cruzar su disparo en exceso. Después de desesperarse Costa pidiendo el VAR por una mano de Casemiro dentro de su área, apareció para castigar una pérdida de Kroos. Con espacio para correr, Courtois tapó espacios.

Se hizo el silencio en la grada del Bernabéu al no ver a Bale salir del vestuario tras el descanso, según el club por molestias en el aductor. Lopetegui reforzó la medular con Ceballos y lejos de acusarlo, el escenario cambió. El Madrid se adueñó del balón, comenzó a tocar con criterio y a pisar área rival ante un Atlético que debía encontrar una respuesta en el físico. Desaparecieron sus virtudes y se mantuvo en pie por una exhibición de Giménez.

La seguridad de Oblak tampoco se puso en duda. Asensio buscó espacios para superarlo donde no existían. Ceballos aportó toda la creación que le faltó a su equipo, apareció la velocidad en la posesión, mejoró el Madrid como equipo pero le faltó la pegada de un devorador del gol. Casemiro y Modric lo buscaban con disparos lejanos y Asensio, a pase de Kroos, se plantó ante el esloveno, que le ganó la partida. Lopetegui, muy al final, se jugó la baza de Vinicius, que también se estrelló con el muro atlético.