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Por encima de la ley

Los éxitos del deporte femenino en España se han disparado pese a la falta de respaldo legal

Ana Carrasco se lleva el Mundial de motociclismo por delante de todos los hombres, la selección de baloncesto se cuelga su enésima medalla, Carolina Marín gana sin parar y un puñado más de mujeres demuestran que el deporte en España cada vez más es cosa de ellas. Y, sin embargo, en cuanto escarbamos un poco en el escenario vemos que todo es de cartón piedra. Además de los problemas habituales del españolito de a pie, las mujeres sufren otros simplemente por serlo. Y nada de eso se solucionará hasta que se ponga negro sobre blanco en las leyes. Porque es imposible avanzar mientras siga en vigor una ley, como la del Deporte de 1990, que no recoge la posibilidad de que el deporte femenino pueda ser profesional. Por eso, clubes de ligas donde se mueve bastante dinero pueden permitirse el lujo de no pagar los contratos firmados con sus jugadoras sin temor a consecuencias económicas o deportivas, como los descensos de categoría. Mientras tanto, todo depende de la amplitud de miras y de la buena voluntad de dirigentes como los del Burela de fútbol sala, que garantiza la renovación de su contrato a las jugadoras que se queden embarazadas. Que cunda el ejemplo.

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