El Liberbank Oviedo Baloncesto revivió ayer su habitual pesadilla ante el Palencia, que se confirma como su bestia negra. El equipo asturiano rindió otra vez a un gran nivel y tuvo la victoria en la última acción, cuando Geks, quizás el mejor tirador del equipo, erró un triple en buena posición a falta de dos segundos. Pero ante el Palencia las cosas suelen acabar mal para Oviedo.

El equipo de Javi Rodríguez no pudo brindar a su afición la primera victoria de la temporada en casa (cayeron en la prórroga en la primera jornada ante Bilbao por 77-82) y se tiene que conformar con el triunfo (57-70) del miércoles pasado en Cáceres. Una victoria y dos derrotas son poco bagaje para un Oviedo que ha merecido más.

Pagó el equipo local las bajas de Jakstas y Puerto, sobre todo al final, cuando les faltó frescura para imponerse en un partido que tuvieron controlado en la primera mitad y que se les fue en el tramo final. Los castellanos supieron mantenerse en el choque cuando al Oviedo le entraban todos los triples y esperar su momento.

Y es que la historia con Palencia suele ser así. Un parecía que sí para el Oviedo que siempre acaba en un casi. Un intento que acaban frustrando el talento y los galones de su gran capitán, el inmenso Urko Otegui (14 puntos y 10 rebotes), y el resto de una plantilla siempre pensada para estar arriba. Ayer fue clave el colosal final de Hermanson, que anotó 13 puntos en el último cuarto, algunos de ellos con triples inverosímiles, y el pundonor y la competitividad del exjugador del Oviedo Baloncesto Nikola Cvetinovic, un hombre que nunca se arruga y que siempre está dispuesto a dar la batalla hasta el último balón.

Como pasa siempre con Palencia, la afición local acabó desquiciada con las decisiones arbitrales y tremendamente frustrada por volver a caer ante un equipo que ya ha eliminado a su equipo en tres ocasiones en el play-off de ascenso. Los fantasmas siempre aparecen cuando Urko Otegui pisa el parqué de Pumarín.

El inicio del encuentro fue el ideal para el Liberbank. Si su punto fuerte es el lanzamiento exterior, en la primera mitad anotó 10 de 16 intentos. Tan solo dos convirtió Palencia en esos veinte minutos de partido. Los de Javi Rodríguez movían bien el balón, se lo pasaban con criterio y buscaban al jugador que estaba en mejor posición para lanzar. Y, si no lo había, siempre podían contar con Oliver Arteaga bajo los aros. El plan funcionaba.

El problema comenzó tras la salida de vestuarios. El Liberbank se fue cargando de faltas, sobre todo en el juego interior, y los triples ya no entraban con tanta facilidad. El partido se espesó y empezó a entrar en el terreno que le suele gustar al Palencia. Supieron leer los castellanos mejor el choque, ponerle el ritmo que les interesaba y esperar a que el Oviedo se fuera desgastando.

Al último parcial se llegó con una ventaja de cuatro puntos para los locales (60-56) y con la sensación de que el partido estaba muy lejos de estar controlado. A 4.12 del final, Cvetinovic empató a 72 y a partir de ahí el duelo entró en un intercambio de canastas casi siempre con ventaja para Palencia. Geks anotó un triple que ponía por delante a Oviedo (79-78) a 1.42 del final, pero respondió Hermanson con otros tres puntos (79-81). Oliver Arteaga empató a 81 desde los tiros libres cuando restaban 30 segundos. Otro canastón de Hermanson y el error de Geks dieron la victoria a un Palencia cuya afición volvió a tener el mal gusto de pitar al rival después de vencerlo. Maneras de ganar.