El "levantinazo" del sábado en el Santiago Bernabéu permitió, al margen de darle vueltas a la madeja sobre el futuro de Lopetegui o la cristianodependencia del Madrid, redescubrir a un futbolista como Morales. Ya lleva unos años demostrando lo que vale en el campo, con periódicas exhibiciones semanales y mejorando temporada tras temporada. Pero lo que más llama la atención de José Luis Morales Nogales (Madrid, 31 años) es una fidelidad nada común en este fútbol superprofesionalizado. En 2016, tras el último descenso del Levante, tenía el cartel suficiente para seguir jugando en Primera División. Y decidió quedarse por estas poderosas razones: "El Levante apostó por mí y se lo voy a devolver con muchos años. Puede sonar raro, pero en estos tiempos en los que el fútbol se ha convertido en un negocio yo valoro el sentimiento que me demuestran aquí a diario". Morales llegó a Valencia con 24 años, después de deambular por equipos de la Tercera madridleña. Con su ejemplo da una lección a otros muchos colegas que, pese a mamar de pequeños unos colores, se van en cuanto sus aspiraciones no coinciden con la categoría en que, circunstancialmente, compite el equipo.
