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Una semana de pasada

Anquela está por encima de un resultado

Si el Sporting acertó con el cambio en el banquillo, el tiempo empieza a dar la razón a los que sosteníamos que, hoy por hoy, no hay mejor entrenador para el Oviedo que Juan Antonio Anquela. Las dudas que se filtraron desde México no pueden tener más explicación que la distancia y la única referencia de los resultados. Incluso en sus peores momentos, el Oviedo ha mantenido unas señas de identidad que le presentan como un equipo duro de pelar: por el Granada, por el Málaga y, aunque el marcador diga lo contrario, por el mismo Deportivo en Riazor. Como decía Sietes la pasada semana en LA NUEVA ESPAÑA, "si tomas la decisión de echar a un entrenador, tienes que tener claro a quién vas a poner. Hoy en día un entrenador muy bueno no va a Segunda, y Anquela conoce el club y los jugadores van a muerte con él". Palabra de profesional, de un exfutbolista que vio de todo en su larga experiencia en vestuarios. Es fácil echar a un entrenador, otra cosa es acertar con el sustituto. Por eso, y porque Anquela podría presentar un montón de atenuantes -tantos como lesiones-, lo mejor que podría hacer el oviedismo (dueños, dirigentes, secretaría técnica, afición, entorno) es dejar que los profesionales trabajen y pedir cuentas a final de temporada. Y, a partir de ahí, seguro que Anquela recuperará la templanza que, por unas cosas u otras, había perdido a finales de 2018.

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