A este paso, Javier Tebas y Luis Rubiales acabarán de dúo cómico, o en una parodia española de "Pimpinela". Sus peleas, por repetidas y faltas de imaginación, empiezan a no tener ninguna gracia. Y lo peor es que lo pueden pagar los organismos que presiden y, por tanto, el fútbol español. Tebas le ha dado un vuelco a LaLiga, con medidas que han fortalecido la competición y salvado del desastre a más de un club. Rubiales ha traído otro aire a la Federación Española, aunque sólo sea por su política de puertas abiertas en muchos asuntos. Nunca ha sido fácil la convivencia entre dos entes que pretenden comerse el trozo más importante de un jugoso pastel. Entre otras cosas porque, en algunas materias, se confunden las competencias de cada cual. En todo caso hay que apelar a la sensatez y el sentido común para que su animadversión personal no se convierta en una guerra de ocurrencias que lastre a un fútbol admirado en todo el mundo. La última, una Supercopa con cuatro equipos en cualquier lugar que no sea España. Curiosa réplica al partido de Miami.
