Gijón, Dani BLANCO

En un partido de urgencias para el Sporting B y con Isma Piñera en el foco de todas las miradas, el técnico optó por un once revolucionario, dejando en el banquillo a jugadores de peso como Christian Joel, Álex Zalaya, Gragera y Espeso, mientras que Pelayo Morilla siguió el partido desde la grada. Una apuesta que le salió cruz ya que cayó derrotado ante el colista, la Cultural de Durango, por 1-2. Un resultado que pone en entredicho la continuidad del técnico al sumar 9 de los 48 puntos. El Sporting B se encontró con el regalo de Errasti que, incomprensiblemente, salió de su portería sin ningún tipo de opción de alcanzar el balón que le llegó a Chiki, que solo tuvo que elevar el balón para marcar a puerta vacía desde 20 metros.

Y en el arranque de la segunda mitad, el filial gijonés tuvo en sus piés encarrilar el partido, pero Garci no supo tomar la mejor decisión en área rival. Y ante el perdón del Sporting B, el Durango creyó en sus opciones y tomó el mando en busca de la igualada, la cual consiguió en un saque de esquina en el que el filial se atrincheró en el área pequeña, pero no sirvió para evitar el gol de Txopitea encendiendo las alarmas del filial ante el empate del colista.

La desidia futbolística del equipo de Isma Piñera fue total ante un Durango que tuvo las mejores opciones, pero le faltó ese punto de calidad en los metros finales pero, al menos, llegó, porque el Sporting B no lo intentó sobre la meta de Errasti hasta el último tramo, con acciones a balón parado y con un remate de Santamaría que no encontró por la red, a pesar de que en los primeros 45 minutos el guardameta había mostrado gran desconfianza. Ekain y Molina avisaron de que el resultado podría ser aún peor, pero Benítez respondió con firmeza en todas las acciones. No lo hizo en la última, en el minuto 95, errando en el despeje y regalando el gol a Galarza que puso la puntilla al equipo de Piñera, que deja su futuro en el aire.