El avilesino Sergio Ríos no podrá volver a Ganzábal. El atacante, que formó parte del Langreo hasta el mercado invernal antes de poner rumbo al Vitoria, se perderá el duelo de mañana por una lesión en el quinto metatarsiano. "Ya llevo tres semanas parado y vamos mejor, toca tomarlo con tranquilidad", explica. También lamenta perderse la cita ante el Langreo. "Era el partido que más ganas tenía de jugar, pero el fútbol es así y las lesiones vienen sin avisar", apunta.
Su aventura en el Eibar está siendo positiva. "Es la primera vez que salgo de casa y me adapté muy rápido", reconoce. Pese a jugar en el filial, en el Vitoria -juega sus partidos en Llodio-, su residencia está en la ciudad armera, donde entrenan primer equipo y filial. "Son casi dos meses y estoy muy contento", admite.
Respecto a su nueva aventura futbolísitca, reconoce que "es una forma distinta de jugar, siempre fui humilde y lo demostré en los distintos equipos donde jugué, hasta este año no había debutar en Segunda B, al salir de casa se ven cosas diferentes", expone.
Lo que más le sorprendió del filial armero fue la "conexión y cercanía con el primer equipo, los tienes entrenando al lado". En el día de su reconocimiento médico ya departió con Mendilíbar y varios futbolistas del primer plantel. "Son gente que hasta hace nada veías por la televisión", admite. Ríos explica que "el Eibar, pese a ser un equipo de Primera, es muy familiar".
Respecto a la primera mitad de temporada en Langreo, Sergio Ríos admite haber estado "muy a gusto" y asegura mantener el contacto con sus antiguos compañeros.
Sin embargo, reconoce que los días en los que se mantuvo la negociación a tres bandas entre Eibar, Langreo y Avilés no fueron cómodos. "Había momentos en los que no tenía ni idea de lo que iba a pasar", pero expone que, aunque podía haber esperado a final de temporada, "el Eibar había apostado fuerte por mí y la oportunidad de recalar en un filial de Primera División es un tren que quizás solamente pase una vez en la vida".
