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La apuesta más cara del Oviedo

El gijonés jugó dos años de azul, tras el pago de 500.000 pesetas

Biempica, con el Oviedo. LNE

"Lo que no me explico es cómo acabó en el Oviedo". La frase es de José María García Lavilla, uno de los mejores talentos que ha exportado el club azul en su historia y que formaba parte del ataque carbayón en 1964 cuando el Oviedo logró el traspaso de Rafael Biempica, tenía 27 años, desde el Sporting, Real Gijón por entonces. El controvertido fichaje se explica por dos razones fundamentales: la necesidad de los rojiblancos de vender y el deseo de los directivos azules de recupera crédito tras la venta dos años antes de Paquito y Sánchez Lage, pilares con los que el Oviedo había logrado en la 62/63 el tercer puesto en Primera.

El traspaso de Biempica, un terremoto futbolístico, llegó tras un tira y afloja entre los dos clubes, según las crónicas de la época. El Sporting, por entonces en Segunda, empezó pidiendo millón y medio de pesetas. El Oviedo ofrecía 450.000. "Entre amigos todo es posible", decía el presidente sportinguista, Felgueroso. Otros tiempos. La solución fue intermedia: 500.000 pesetas (3.000 euros) y un partido amistoso en El Molinón con la taquilla para los rojiblancos. Su ficha fue de 250.000 pesetas. Fue, según los datos de Juan Mesa, el traspaso más caro del Oviedo en su momento.

El cambio de colores creó unas grandes expectativas. Varias peñas sportinguistas se quejaron contra la directiva por la salida del ídolo local. Pero en el Oviedo no lo iba a tener fácil. "Este jersey es el número 8. Míralo bien: es para el titular y hay que ganárselo", le dijo el Chato, el más clásico utillero de la historia azul, en su primer entrenamiento en el estadio Universitario.

"Jugaba de interior derecha: Un jugador de ataque, creador de juego, con un buen regate y un buen disparo con la derecha", recuerda Juan Manuel, excompañero en la caseta azul. "Fue importantísimo en el Sporting pero aquí no tuvo tanta suerte", relata Juan Mesa, que defendía la meta. El paso de Biempica por el Oviedo no fue afortunado. Estuvo dos campañas. En la primera, disputó 16 partidos y anotó un tanto. Pero el equipo descendió. En su segundo año, jugó tan solo 4 partidos. "En su primera temporada ayudó al equipo, aunque no le benefició la dinámica. En la segunda no estuvo afortunado. No era sencillo para un recién descendido", defiende Mesa.

José María apunta más motivos para explicar por qué el asunto no terminó de funcionar: "Dos años antes habían salido Paquito y Sánchez Lage y costó llenar ese vacío. Quizás la gente quiso compararlo con Sánchez Lage, que ocupaba un puesto similar. El fútbol tiene estas cosas: en un sitio lo haces de maravilla y luego en otro no te salen las cosas".

En lo que hay unanimidad es en la visión personal de Biempica. "Era una persona excepcional. Era cariñoso, amable, y muy bromista. Yo le llamaba 'Piquina'", le define Juan Manuel.

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