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Goles para una rebelión

“Somos una familia”, dice Monasterio, que lleva cuatro tantos en las cuatro victorias del San Martín, la última ante el Valdesoto

Monasterio, con el balón, en un San Martín-Tuilla.

Al San Martín nadie le esperaba en Tercera y va camino de convertirse en la gran revelación de la temporada. El equipo de Sotrondio lleva cuatro victorias en los cuatro partidos que ha disputado en lo que va de Liga, se ha situado líder del subgrupo B de Tercera División y lo ha hecho además de una forma convincente, ganando a equipos como el Tuilla (0-1) y L’Entregu (2-1), dos de los favoritos para pelear por las plazas de fase de ascenso.

Uno de los líderes de este equipo es Monasterio, que marcó dos de los goles del San Martín el domingo en su victoria (3-1) ante el Valdesoto y que lleva ya cuatro tantos este curso. El delantero comienza su tercera temporada en el equipo de El Florán y reconoce estar muy feliz en un ambiente “familiar”: “El ambiente en los entrenamientos es brutal, solo seguimos Lele, Mati, Álex y yo de la pasada temporada, pero se ha formado un grupo muy bueno. La gente que nos rodea, los directivos, los delegados, son gente muy cercana y el ambiente es muy familiar”, explica este atacante de Turón.

Monasterio, de 23 años, reconoce que están en uno de esos momentos en los que todo les va de cara: “Se nos están dando las cosas bien y parece que ahora la ocasión que te hacen no la meten y tú metes la que tienes para hacer el tercero”, explica. A pesar de todo, el San Martín, entrenado por Chiqui de Paz, quiere tener los pies en el suelo y no hacerse castillos en el aire: “Nuestro objetivo sigue siendo la permanencia y hasta que no la tengamos asegurada no vamos a pensar en otra cosa”, dice el ariete.

Monasterio comenzó a jugar en el Caudal, donde estuvo hasta su último año de juvenil, en el que el Sporting se fijó en él. Tras su paso por el conjunto rojiblanco, jugó en el Covadonga, el Tuilla, el Caudal y ahora se ha consolidado en un San Martín que, sin hacer mucho ruido, se ha colocado entre los mejores de Tercera. Uno de los puntos de inflexión para el equipo fue la victoria ante L’Entregu. Lo fue porque era uno de los rivales más fuertes del grupo, pero, sobre todo, porque era un derbi de mucha rivalidad en el que la tensión se palpa aún sin público en las gradas: “Sí que fue especial, a pesar de estar el campo vacío, durante la semana sí que hubo ambiente, los directivos te decían que podías perder otro partido pero que ese no, y durante el partido, aunque nos llevamos bien entre los jugadores, sí que se notaba cierta tensión”.

El domingo pasado marcó dos goles, pero se lamenta de haber fallado el lanzamiento de un penalti y de haber mandando un balón al palo con el que podía haber redondeado uno de sus mejores partidos. “Eso al principio me dejó una sensación agridulce”. Una sensación que se le pasó cuando vio al San Martín en lo más alto de la tabla.

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