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"¡Esta plata sabe a oro!": la familia de Damián Quintero celebra en Gijón su gran medalla olímpica en kárate

El deportista está casado con la gijonesa Casandra Busto y en su casa de la parroquia de Cabueñes se vivieron los nervios de la final

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Así se vivió en Cabueñes (Gijón) la fiesta olímpica de la familia del karateka Damián Quintero Marcos León / Noé Menéndez

"¡Bien, bien, bien!". El salto del sofá, con aplausos incluidos, y la exclamación de alivio por el buen trabajo que acaban de ver en la televisión liberaron a Casandra Busto y a su familia de toda la tensión acumulada. Una tensión olímpica.

Porque en una casa de Gijón de Cabueñes los nervios se habían ido incrementando a medida que se retrasaba la final de kata en Tokio. Una final en la que un malagueño, Damián Quintana, con raíces familiares en Asturias, demostró precisión, rapidez y enegía.

Casandra Busto Rey, sus padres Marta Rey y Juan Busto, amigos y más familiares, amanecieron con el corazón en un puño y los nervios, pasando los minutos, se les iban agarrando al estómago por saber si el karateca Damián Quintero, marido de Casandra, se lograría llevar la medalla de plata o la de oro de unos Juegos olímpicos.

Poco importaba que ya hubiera certeza de medalla. El momento era histórico para el deportista y su familia en una especialidad que hizo su debut en estos Juegos de Tokio y que ya le ha dado una gran alegría a España con la gran victoria de Sandra Sánchez hace solo unos días. Y que además se va a completar con la decisión tomada ayer de que Damián Quintero y Sandra Sánchez sean los abanderados nacionales en la ceremonia de cierre de los Juegos.

Cassandra Busto, sin mascarilla, acompañada de su familia. Marcos León

“¡Bien, bien, bien!", dijo Casandra, aunque luego hubo que resignarse a que en el templo de las artes marciales de Tokio no hubo forma de arrebatarle el oro al que jugaba en casa: Ryo Kiyuna, un auténtico gigante de la especialidad, que se lo puso muy difícil a Quintero pese a desarrollar una perfecta kata que rubricó su medalla de plata. Éxito enorme. Que se celebró como se debe. Con un brindis. "¡Por Damián!". Y con un cántico de todos: "¡Esta plata sabe a oro, esta plata sabe a oro!"

Damián Quintero tiene desde hace años un trozo de su corazón enraizado en Asturias. En Gijón, en la iglesia de San Pedro, se casó en 2019 con su mujer Casandra; en Cabueñes tienen la casa familiar y a la ciudad vuelve siempre que puede. Quintero, nacido en Buenos Aires e instalado desde niño en Málaga lleva en el mundo del kárate desde hace 30 años. En 1992 participó en su primer campeonato, en un torneo de navidad, y su primera medalla fue de bronce. Ha sido campeón de España en diversas categorías, desde juvenil en adelante, y desde 2002 está mostrando en competiciones internacionales su maestría en el kárate. En 2019 consiguió su clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio gracias al oro logrado en la Karate 1 Premier League de Madrid, lo que además le colocó en el número 1 del ranking mundial de la World Karate Federation. Llegó a Tokio como Campeón de Europa de kata y con otros muchos éxitos pero los Juegos Olímpicos son la máxima ilusión para muchos deportistas, y para Damián Quintero también. Han sido sus primeros Juegos y su éxito no ha podido ser mayor.

Quintero, una vez resueltas las medallas, recordaba en Tokyo todo lo que le ha costado llegar hasta donde ha llegado, a sus 37 años, y dedicó su éxito a "a mis pilares fundamentales, mi mujer, mis padres, mi hermana, que siempre me han protegido".

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