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Entrerríos, el capitán eterno

El gijonés ha estado presente en casi todos los éxitos que el balonmano español ha cosechado en la última década

Entrerríos lanza a puerta. | Efe

El balonmano masculino español no ha dejado de cosechar éxitos en la última década, el último de ellos el bronce conquistado el pasado domingo en el Mundial de Egipto, y en casi todos ellos se ha repetido un mismo nombre: el de Raúl Entrerríos. El capitán del Barça y de la selección (Gijón, 12 de febrero de 1981) no ha dejado de sumar títulos a su palmarés desde que en 2005 participó en Túnez en el primer oro mundial de los “Hispanos” y ya forma parte de una leyenda que aún puede engrandecerse un poquito más en los próximos Juegos de Tokio. Será la última etapa de una dilatada carrera que estiró un año por el aplazamiento de la cita olímpica por el covid.

En Tokio, ya con 40 años, Raúl buscará su décima medalla en una gran competición. Se le escapó el oro en el Mundial de 2013 porque se fracturó la mano durante la preparación, pero cuenta con un bronce olímpico en Pekín 2008, dos cetros de campeón de Europa (2018 y 2020), además de la plata de 2016 y el bronce de 2014, y dos bronces en el Mundial (2011 y 2021), torneo en el que se estrenó a lo grande en 2005 con un oro celebrado por todo lo alto junto a su hermano Alberto, cuatro años mayor. No solo es el único superviviente español de aquella cita, sino que en el recién concluido torneo egipcio solo había dos jugadores más que disputarán el Mundial de Túnez, el de la primera corona española: el francés Michael Guigou (39) y el portero serbio Daniel Saric (43 años), ahora enrolado en Qatar.

Un logro “muy especial”.

“Lo que está haciendo la selección desde hace 20 años es muy difícil de repetir. Y este bronce tiene un sabor muy, muy especial”, reconocía ayer el asturiano camino de Barcelona con un nuevo metal en la maleta. “Por muchos motivos, porque es un reconocimiento a lo bien que lo está haciendo el equipo y también, a nivel personal, porque no lo hubiera ganado si me hubiera retirado el año pasado, como tenía previsto”. Cosas del destino, esta medalla es de alguna manera un regalo que le ha hecho la maldita pandemia. La temporada pasada debía ser su última en activo antes de seguir su carrera en el Barça enrolado en el cuerpo técnico. Pese a su edad, su gran rendimiento ya invitaba a pensar en la posibilidad de seguir una temporada más. El aplazamiento olímpico le hizo estirar un año más su carrera y le ha permitido estar en Egipto. Tras colgarse este bronce inesperado, el central asturiano igualó el récord de 280 internacionalidades con España de otro mito, David Barrufet. Antes de colgar las botas, intentará conquistar su tercera Champions como azulgrana (donde también es un mito con cerca de 50 títulos) y ¿quién sabe lo que podrá suceder en Tokio? “Lo veo un poco lejano. Si algo nos ha enseñado la pandemia es a centrarnos en el presente. Antes de llegar allí, hay mucho trabajo con el club. Espero que se puedan celebrar los Juegos, veremos en qué circunstancias, porque todo va cambiando. Llegan mensajes de que se celebrarán, ojalá sea así. Está claro que, si se celebran, serán unos Juegos diferentes”.

No lo postergará más.

Lo que tiene claro es que, aunque se aplazaran de nuevo al año siguiente, esta vez no pospondría más la retirada. “No sabía cómo ni dónde iba a acabar mi carrera, pero tenía claro que quería acabarla siendo competitivo, aportando cosas. No soy un chaval de 20 años, pero continúo aprendiendo e intentando aportar. Es lo que me ha mantenido tanto tiempo”. “Posiblemente haya sido el último Mundial para algunos compañeros. Estamos orgullosos de ellos, por todo lo que nos han dado, y tratamos de conseguir esta medalla por ellos”, explicó tras el bronce Álex Dujshebaev, uno de los llamados a liderar a los “Hispanos” en los próximos años. Los jóvenes vienen empujando fuerte, pero Entrerríos colaboró a tumbar a Francia en la lucha por el bronce con cuatro goles y tirando del equipo en los momentos más complicados, cuando parecía que los “bleus” podían reaccionar.

La receta de la longevidad.

Cuando el veterano central debutó en la selección la estrella era Talant Dujshebaev y ahora tiran de España sus hijos, Dani y Álex. “El tiempo pasa, empiezas con unos jugadores y luego te los vas encontrando en los banquillos o en otras facetas. Es un privilegio para mí, me hace estar orgulloso de mi trayectoria. Siempre me he considerado un jugador de equipo”, reflexionaba Entrerríos, que el próximo día 12 cumplirá los 40 en plena forma.

El capitán, a la cabeza de los homenajes a la selección

La selección española de balonmano, medalla de bronce en el Mundial de Egipto, regresó ayer a Madrid y acudió a una recepción en la sede del Consejo Superior de Deportes. A la selección española de balonmano ya se le exige nuevos retos, un más difícil todavía: el podio en los Juegos Olímpicos de Tokio. “Nunca hago pronósticos, nunca diré un número de medallas, pero una medalla tiene nombre y apellidos y es el vuestro”, señaló el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco. Para el ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, es “un ejemplo para toda la sociedad española”. “Orgullo, admiración, cariño, valores. Estos son los sentimientos que a mí me produce esta selección. Sois un ejemplo para todos nosotros, un ejemplo para toda la sociedad española. Ahora hay que ir a por Tokio”, concluyó el ministro de Cultura y Deportes. El capitán de la selección española, el asturiano Raúl Entrerríos, entregó al Ministro una camiseta con su nombre grabado. Entrerríos indicó que “fue un campeonato atípico, pero es que vivimos en una situación muy atípica. Nos centramos en la competición y valoramos la posibilidad que hemos tenido de competir”.

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