Así es Demetric Horton, el novato del Alimerka Oviedo Baloncesto que sorprende en la LEB Oro

El estadounidense, el máximo asistente de la competición, rebosa confianza: "Siempre me he sentido una estrella, pero el equipo es lo primero"

Horton, con el balón, ante Stürup, del Gipuzkoa

Horton, con el balón, ante Stürup, del Gipuzkoa / Julián Rus / OCB

Luce unas llamativas rastas en el pelo y anda sobrado de tatuajes, pero Demetric Horton, pieza clave en el buen arranque del Alimerka Oviedo Baloncesto y uno de los grandes descubrimientos de la LEB Oro hasta la fecha, suele pasar desapercibido. Al menos así sucedía hasta que el OCB, una vez más, sacó a la superficie un talento escondido bajo tierra. Disputadas tres jornadas, Horton es el máximo asistente de la liga con 7 pases decisivos por partido, uno de los mejores anotadores, con 13 puntos por choque, y luce un 41% de eficacia en los lanzamientos de tres, muy meritorio teniendo en cuenta que muchos de ellos han sido muy lejanos o bajo presión. "Me siento cómodo en uno contra uno y trato siempre de hacer la jugada correcta, bien sea para mí o para mis compañeros, confío mucho en que ellos puedan anotar", subraya el exterior ocebeísta.

"Mic", el mayor de dos hermanos, estaba predestinado al baloncesto tras nacer el 12 de febrero de 2000 en Raleigh, Carolina del Norte. En pocas zonas del planeta se respira tanta pasión por el deporte de la canasta como en esta, cristalizada sobre todo en la rivalidad universitaria que mantienen desde hace décadas, en localidades vecinas, dos de los emblemas de la NCAA: Duke (en Durham) y North Carolina (en Chapel Hill). En la lista de nacidos o criados en Raleigh, el legendario Pete Maravich o los más recientes John Wall, los NBA PJ Tucker y Devonté Graham o Stan Okoye, jugador del Andorra de Natxo Lezkano.

En la Carolina del Norte septentrional el baloncesto se transmite por contagio, y al jugador del Alimerka Oviedo se lo pegó su familia. "Jugaban mis tíos y mis primos, y yo era el primero en ir a ver sus partidos, así que para mí es algo natural. Y luego, en ‘middle school’ (secundaria) empecé a crecer y pasé a ser el más alto de mis amigos", explica Demetric, que alcanza los 196 centímetros de estatura.

El camino parecía natural, pero no fue nada sencillo. El jugador azul se hizo un nombre en el Independence High School, pero antes de aterrizar en la primera división universitaria tuvo que pasar por el Cape Fear Community College. En NCAA 1 estuvo tres temporadas, una en Fort Wayne (Indiana) y dos en North Carolina A&T, donde fue indiscutible pero secundario.

El paso a protagonista

Su rol en este college de Greensboro, como simple complemento de la estrella Kam Woods, contrasta con el papel que le ha otorgado en el OCB Javi Rodríguez, enamorado al ver los vídeos: "Este tío es buenísimo". El técnico gallego valora mucho al "rookie", pero también le exige en la misma medida: "Lo primero que me pide es defender, que mejore en defensa. Eso es lo principal porque si no defendemos solo intercambiamos canastas, y no queremos jugar así", desvela el norteamericano, que exhibe una gran confianza en sus posibilidades: "Yo siempre me he sentido una estrella, soy capaz de hacerlo, pero el equipo es lo primero, hago lo que tenga que hacer para ganar".

Con todo, sorprende Horton y sorprende este OCB, que ha tumbado ya a los dos grandes favoritos de la competición, San Pablo Burgos y Estudiantes, antes de perder contra el Gipuzkoa el pasado domingo. Y Mic rebosa confianza y optimismo: "La clave es trabajar duro y no dar nada por sentado, querer aprender y ser mejor, y escuchar a los entrenadores. Tenemos un montón de jugadores jóvenes que quieren mejorar, buenos tiradores, gente que sabe su rol y no le importa quién asume los tiros, que juega duro... estamos centrados en el día a día, y ojalá al final de la temporada el balance nos dé para llegar a la ACB". ¿No es soñar demasiado? "Si tus sueños no son demasiado grandes, son demasiado pequeños", sentencia.

Mientras se hace un enorme hueco en la LEB Oro, Horton, compañero de piso de Hall Elisias, intenta aprovechar su tiempo de ocio: juega a los bolos, va al cine e intenta chapurrear español, sobre todo yendo de compras. Y disfruta del fervor de Pumarín: "Me encantan los aficionados cuando silban, cuando corean ‘¡Oviedo, Oviedo!’, hacernos fotos luego con las familias ganemos o perdamos... es increíble", concluye.

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