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Fondo Norte

La sana ideología de Paco Herrera

Ya era hora de que un entrenador del Sporting encarara de frente la realidad del equipo

Nadie parece dudar que el nuevo entrenador del Sporting, Paco Herrera, ha caído muy bien en el amplio mundo rojiblanco. Su pasado como jugador del Sporting, aunque quedemos pocos de los que le hemos visto jugar, dados los años transcurridos desde su llegada, inspirada en el inolvidable entrenador Pasieguito, y, sobre todo, la ideología que va destilando desde su regreso a Gijón están haciendo de él el gran líder que necesita el sportinguismo para afrontar el año del regreso.

Porque, distinguido público, como bien dice el propio Herrera en la excelente entrevista de Víctor Rivera en estas páginas, cuando el Sporting está en Segunda, en lo único que puede pensar es en el ascenso. Menos mal que el entrenador rojiblanco dice una verdad como un puño, una frase que habría que colocar en el frontispicio de la salida al campo desde el túnel de vestuarios. No se anda con rodeos y se marca el único objetivo posible. Nada de la monserga del "partido a partido" o del "ya se irá viendo de lo que somos capaces" y tópicos de similar cuantía. Ya va siendo hora de que un entrenador rojiblanco diga lo que de verdad siente y lo que tiene que decir. Que hay jugadores "mingafrías", en afortunada definición de Javier Clemente; que el pasado año ha hecho mucho daño al vestuario y que está pendiente de librarse de varias cargas que no hará falta señalar. Un entrenador sin miedo a que aparezcan morritos en el vestuario y sin miedo al consejo del fondo y las formas, perdido como llegó a estar a lo largo de una temporada nefasta en la que no apareció un mensaje que llevarse a la boca.

Herrera ahora mismo es una especie de bendición que ha conseguido el castellano leal para un Sporting necesitado de vigor. Mucho vigor. Como aparezca, tutti contenti, Rerum Novarum.

Herrera sabe, sin duda, que la plantilla enfila los últimos días de preparación antes de la aparición en Alcorcón, primera cita con los puntos, a doce días del cierre del mercado veraniego, de la ventana, que se dice ahora. Dos amistosos, ante Racing de Santander, que ha sufrido una de las mayores decepciones de su historia al quedarse sin ascenso a Segunda, y ante la Real Sociedad. Luego, una semana de entrenamientos para afinar las últimas teclas pendientes. Y una pretemporada sin un solo partido en el Anfield del Piles por aquello de preservar el nuevo césped, el césped del regreso.

El verano ha pasado en un suspiro, pero ha servido para realimentar las esperanzas de que el regreso va a ser posible si se aplica la ideología de Paco Herrera. Por cierto, si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio los planes que tiene Babin para irse del Sporting que tanto le ha consentido? Próxima parada, Capuchinos.

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