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Alberto Menéndez

VAR e inconsistencia defensiva

Salieron los jugadores del Oviedo al césped del Carlos Tartiere con ganas de comerse a sus adversarios. Y cercaron al Logroñés hasta que los del Cuco Ziganda se adelantaron en el marcador gracias, eso sí, a un gol en propia puerta del riojano Bobadilla.

Pero no les dio tiempo a los carbayones a saborear este tan ansiado tanto cuando en una jugada insustancial en el centro del campo se quedaron con un jugador menos, Grippo. A los ocho minutos de partido y por una entrada a un contrario que en ningún caso era merecedora de roja directa. Así lo vio en principio el árbitro del encuentro, Galech Apezteguía, que le enseñó al defensor azul la tarjeta amarilla.

Y es en ese momento cuando, incomprensiblemente, desde la sala VAR le instan al colegiado a que revise la jugada. Y es así como de forma más incomprensible todavía el juez de la contienda rectifica y envía al suizo a los vestuarios.

Esta decisión influyó de forma trascendental en el resultado final del choque, que deja a los de la capital del Principado en una situación tan dramática como la de la primera fase de la pasada temporada.

No fue el Logroñés, por lo tanto, el que cortó las alas a los oviedistas en este comienzo de partido. No, fueron los árbitros, tanto el principal como el encargado del VAR. Un jarro de agua fría la expulsión, que tardaron en asimilar los asturianos. Así y todo los azules se mostraron con diez mucho más peligrosos que los discípulos de Sergio Rodríguez, que no tuvieron ni una ocasión de marcar en los primeros 45 minutos.

Pero es que el VAR todavía influiría notablemente en el resultado en este primer tiempo al anular un gol de Arribas por fuera de juego posicional de Christian. Demasiados contratiempos para un conjunto tan agobiado y necesitado de puntos como el asturiano.

Luego, en el segundo tiempo, cambiarían las tornas. Entonces sí se hizo con el control del juego el Logroñés, sobre todo por dos errores de bulto de la defensa azul en los cinco primeros minutos de la reanudación, recordando tiempos no tan lejanos, fallos que pusieron al Logroñés por delante en el marcador y con un jugador más sobre el terreno de juego. El Oviedo logró empatar a dos, pero de nuevo la inconsistencia defensiva le penalizó y le dejó sin ningún premio ante un equipo, el Logroñés, que mostró en el Tartiere sus limitaciones, pero que le supera ya en la clasificación.

No le va a resultar fácil a Ziganda reconducir el rumbo del equipo azul. Todavía tiene crédito, pero le es indispensable dar con la tecla adecuada para volver a tapar los grandes agujeros defensivos que han ido apareciendo peligrosamente de nuevo en los últimos partidos, y que se han sumado a la falta total de puntería frente a la portería contraria. Anoche uno de los tantos oviedistas fue logrado por un defensor riojano. Eso sí, ayer al menos se creó peligro en el área del Logroñés. No mucho, pero sí algo, pero insuficiente, muy insuficiente.

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