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La entrevista que nunca le pude hacer a Maradona

Maradona, durante un entrenamiento con el Dorados. REUTERS

“El lunes podría responderte, pásame las preguntas que le realizarás”. El mensaje lo escribió el 24 de febrero de 2019 el asistente personal de Diego Maradona, un tal Maxi, que debió acabar hasta el gorro, y fue el final de una peripecia surrealista que acabó como empezó: sin noticias del “Pelusa”. El objetivo era difícil de antemano: entrevistar al astro argentino por el aniversario de la muerte de Quini, su gran amigo en el Barcelona. Nadie mejor para recordar su figura que Maradona. Sería un bombazo. Primera del periódico asegurada. ¿Por qué no intentarlo? El astro entrenaba al Dorados de Sinaloa y en casi cualquier esquina del mundo hay un teléfono. Nadie lo veía claro. “Ese ya no está para entrevistas”, me dijo José María García, a quien pedí el teléfono de Diego (ja, ja...). El caso es que nos lanzamos.

Y, tras unas 60 llamadas y decenas de mails y mensajes, apareció una luz. Un amable jefe de prensa (sí, los hay) que no entendió absolutamente nada de lo que le decía y que no sabía qué era eso de Asturias, nos dio el móvil de la mano derecha de Maradona. Contestó a la primera. Dijo que hablaría con Diego. Ojo. Ojo. Era el 19 de febrero. No supimos más hasta 5 días después, el 24, cuando ya habíamos perdido toda esperanza. Maxi reapareció y ¡nos pidió las preguntas! Subidón en plena madrugada y cuestionario improvisado para que no se arrepintiese ni Dios. Enviamos dieciséis preguntas. “Perfecto”, contestó el tal Maxi. Nunca supimos más de él.

Excompañeros de Maradona se despiden del astro argentino en la Casa Rosada

Excompañeros de Maradona se despiden del astro argentino en la Casa Rosada Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: REUTERS

Llegamos a llamarle 210 veces y el contestador de su celular se tragó no menos de cincuenta mensajes. Intentamos ablandarle el corazón mandándole fotos del archivo de Diego con Quini. Incluso emoticonos llorando. Nada. No surgió el amor. Tampoco hubo respuesta. Me bloqueó. Y así acabó la entrevista que nunca le pude hacer a Maradona, que, como buen genio, hace que aparece y se va. Esta vez para siempre.

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