En el caso del Sporting, el debate sobre el estamento se centra en la cantidad de patadas que recibe el muchacho de oro y que se quedan sin castigo. Manu pasa de utilizar a los árbitros como disculpa. Tampoco es que últimamente los rojiblancos tengan motivo de queja. Hace un tiempo que el Sporting y eso que llaman entorno ha aprendido, salvo atraco manifiesto, a afrontar los varapalos de otra forma, dejando al margen los factores externos.
No hace falta llevar mucho tiempo en el fútbol profesional para saber que llorar y quejarse de ciertas cosas de cara a la galería y luego no hacerlo donde se debe sirve de muy poco. Sin olvidar que el estamento tiene memoria de elefante y un grueso libro en el que se anotan a fuego todos los agravios. Esto fue, es y será así, a pesar de que nos vendieran que el VAR llegó para hacer justicia. Y si no que se lo digan a veteranos como a Vega-Arango Alvaré, de luto él y su familia por el fallecimiento de Cuca Alonso. Descanse en paz.