En el día en el que Arnau era despedido entre lágrimas, dolor y rabia en la masía familiar, Luis Enrique, otro culé, daba a conocer la lista de los elegidos, sus elegidos, para tratar que España vuelva a tocar la gloria en una Eurocopa, en un torneo de verdad. Lejos ha quedado el ciclo ganador que arrancó con Luis Aragonés, y que prosiguió con Vicente del Bosque, de Eurocopa-Mundial-Eurocopa. Ya se tiene asumido que será complicado que aquel triplete se vuelva a repetir y es más que probable que muchas generaciones nos vayamos sin volver a celebrar nada parecido.
Tampoco anima lo que ha ocurrido desde entonces, con la Roja cayendo en la vulgaridad de tiempos que parecían desterrados: brillo (más o menos) en la fase de clasificación, “jugamos como nunca, perdimos como siempre” a la hora de la verdad. Y sin triunfos que mantengan bajo control al seleccionador que cada españolito llevamos dentro, la tropa entra en “modo club”.
La decisión de dejar en tierra a Sergio Ramos ha provocado un maremoto entre “lovers” y “haters”. ¡Oh, Dios! ¡No hay jugadores del Real Madrid! Y encima, Luis Enrique es culé, y converso. Así que ya saben la que se avecina. Tampoco es que Lucho sea de los que se hagan querer mucho, por lo que el lío está servido. Todo está preparándose peligrosamente para que se repita la persecución que sufrió Luis Aragonés tras cargarse a Raúl. A “Zapatones” solo se le perdonó tras ganar la Eurocopa. Aunque a favor del técnico gijonés juega que la relación de SR4 con el tito Floren no pasa por su mejor momento.
Todo está preparándose peligrosamente para que se repita la persecución que sufrió Luis Aragonés tras cargarse a Raúl. A favor del gijonés juega que la relación de SR4 con el tito Floren no pasa por su mejor momento, y nadie quiere enfadar al emperador
Y el señor ingeniero, a pesar del ridículo interplanetario de la Superliga, todavía manda mucho, por lo que defender a Ramos en plena pelea por su renovación con el Real Madrid puede sentar mal al emperador. Y nadie quiere que se enfade. Faltaría más. Así que igual el nuevo “caso Raúl” se queda en nada. O no. Vaya usted a saber.
