En territorio comanche

La opinión sobre el Sporting y el Oviedo: La felicidad ya no está en los 50

Escuchando a unos y a otros al otro lado del Potomac queda claro que la felicidad en Gijón y en Oviedo ya no está en los 50… puntos. Cuando menos, se quiere alcanzar el éxtasis sumando entre 66 y 68 para asegurar el play-off

Pablo González

Pablo González

Escuchando a unos y a otros al otro lado del Potomac queda claro que la felicidad en Gijón y en Oviedo ya no está en los 50… puntos. Cuando menos, se quiere alcanzar el éxtasis sumando entre 66 y 68 para asegurar el play-off. Para el ascenso directo harán falta algunos más. Por eso azules y rojiblancos se han conjurado para alargar sus momentos lo que haga falta para dar una alegría a los suyos, a los que ya les toca disfrutar de algo más que de poner el huevito al inicio de cada campaña de abonados y de comprar la equipación de turno. El Oviedo necesita no patinar en Villarreal ante el filial del equipo, que ahora ha vuelto a entrenar el asturiano Marcelino García Toral. Los amarillos suelen dar sustos a los equipos de arriba y en racha y pifiarla con los que andan necesitados de puntos para salvar el cuello.

Mientras, a 28 kilómetros, los de MAR, Guerra y compañía tenían ante el Eibar la misión de volver a ganar y dar el ya clásico golpe encima de la mesa. Al margen del asunto arbitral de costumbre, pudo ser mejor y pudo ser peor. Por lo demás, falta poco para conocer cuál será la decisión de la Unión Europea, la de los diputados y funcionarios con sueldos y prebendas de reyes absolutistas, sobre la Superliga. Sí, aquel invento del tito Floren para facturar más al que casi todos los grandes de "Uropa" se subieron y del que tardaron en bajarse medio segundo después de que el presidente del Madrid fuera a presentar el proyectón en "El Chiringuiiiittooo". Junto al empresario solo resiste Laporta, el de las palancas. Lo dicho, la felicidad ya no está en los 50. Para algunos, dos ya son multitud, ¿oyisti, güey?

Suscríbete para seguir leyendo