Opinión

Matemáticas y esperanza: los dos recursos que les quedan a los sportinguistas tras la derrota en Leganés

Una imagen del Leganés - Sporting.

Una imagen del Leganés - Sporting. / LNE

"Hay que mantener la esperanza". Es una de las frases de los sportinguistas más escuchadas tras la derrota en Leganés. Incluso se pretenden organizar marchas patrióticas de apoyo y no se descartan peregrinaciones a la Virgen de la Providencia, muy milagrera entre los fieles. Porque la esperanza, además de ser un estado de ánimo cargado de optimismo (no sé yo si quedan muchas reservas de optimismo), tiene una vertiente ligada a la fe (de la que a estas alturas tampoco vamos sobrados). La esperanza tiene otra acepción matemática, que la define como "valor medio de una variable aleatoria o de una distribución de probabilidad". Es más realista porque una vez perdida la posibilidad de depender de uno mismo, entra en juego el cálculo de variables y probabilidades.

No hacen falta calculadoras ni operaciones matemáticas complejas. Basta un lápiz para sumar y restar. Hay en juego seis puntos, estamos a dos de la promoción, por lo que solo queda sumar y esperar a que otros resten. Y si las matemáticas, siempre fiables, no ofrecen garantías de éxito, queda aferrarse a la esperanza, a la fe, a los milagros providenciales y a las marchas de reafirmación rojiblanca.

"Ye lo que no hay". Dijo un día un parroquiano y así lo escribí ya aquí. Lo recuerdo porque hay que ser realistas como primer paso para el éxito. El problema del Sporting continúan siendo sus carencias sin resolver, que ahora están por encima de sus virtudes. La falta de contundencia en las áreas, defensa y ataque; la perenne incertidumbre en el centro del campo; la constatación de que si las cosas no van bien en el campo según el diseño teórico-táctico, MAR no encuentra con rapidez soluciones contundentes; el hecho de que en los partidos trascendentes el equipo ha mostrado más sus debilidades que sus fortalezas...

Con todo seguimos ahí, entre los números y la esperanza. La fe nunca decaiga. Jugadores que han participado en ascensos con Preciado o Abelardo, en situaciones tan peliagudas como ésta, mostraban en estas páginas su optimismo, su experiencia y sus consejos, como jugar con cabeza, sin precipitaciones pero con ambición, y meterle una marcha más al ataque. A ver si al menos, por una vez, los árbitros y el polémico VAR no restan, como en Leganés, donde el Sporting fue también perjudicado, por mucho que ahora se rasguen las vestiduras los vecinos (y con razón). Que no haya intereses espurios en facilitar ascensos y promociones a unos sobre otros.

El domingo habrá en El Molinón mareona de tsunami. El sportinguismo invocará a los hermanos Castro en las alturas: Quini para los goles, Jesús para las paradas. La cuidad se engalanará rojiblanca. Los conjuros alinearán a los astros para prevenir arbitrajes maliciosos y "vares" ebrios. Rezos y velas, ruegos y cánticos. Nada se debe dejar al albur o de la mano de supersticiones. Pero no olvidemos que para sumar y mantener la esperanza, hay que resolver esta ecuación: ganar y volver a ganar, igual a seis puntos.

Suscríbete para seguir leyendo