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Ramiro Arias, un pilar de Duro Felguera

El empresario fallecido era el segundo mayor accionista del grupo y aliado de su principal propietario, Arrojo, con quien creó Avanza y otros negocios

Ramiro Arias, un pilar de Duro Felguera

Con la muerte anteayer en León, a los 84 años, del empresario Ramiro Arias López, consejero y segundo accionista más relevante de la compañía asturiana Duro Felguera (9,796%) e inversor en múltiples negocios durante más de medio siglo en Asturias y otras regiones, desaparece uno de los más significativos ejemplos -y a la vez también más discretos- de una larga tradición de emprendedores que, procedentes del otro lado de la Cordillera, fueron capaces de crear sólidos grupos empresariales a este lado del Pajares.

Originario de El Bierzo, Arias López y el empresario noreñense Gonzalo Álvarez Arrojo (este último, mayor propietario de Duro, de la que controla el 24,33%) protagonizaron un caso singular de amistad y de alianza empresarial inquebrantables a lo largo de una vida entera. La relación la habían establecido sus padres y la prolongó e intensificó la siguiente generación hasta constituir un binomio de lealtad mutua. Álvarez Arrojo se refirió alguna vez en privado a Ramiro Arias como "camarada de esfuerzos desde la juventud".

Juntos desarrollaron numerosos negocios en el sector del transporte de viajeros por carretera. Fueron socios en las empresas que prestaron el servicio urbano de autobuses en Oviedo (Traval) y Gijón (Traval y Tunisa) a partir de los años 50 y hasta 1981 en el primer caso y 1978 en el segundo. Los dos empresarios gestionaron a su vez durante décadas la concesión de los autobuses urbanos de Vigo (Vitrasa) y de Zaragoza (Tuzsa) -en algún caso, en alianza con la familia Martí-, y promovieron otras empresas para servicios discrecionales.

Un hermano de Ramiro Arias que participó en esta alianza se independizó y creó su propio grupo en el sector servicios y de transporte, con implantación en varias regiones y sur de Francia.

Arrojo y Ramiro Arias fusionaron la mayor parte de sus concesiones y negocios de transporte con la empresa Auto Res, de la familia Moratiel en abril de 2002. Nació así Avanza, el segundo mayor grupo español en transporte interurbano (tras Alsa) y el líder nacional en operaciones urbanas. La venta de Avanza en 2006 al fondo Doughty Hanson (que luego la traspasó al grupo Ado) reportó a Arrojo, Arias, Moratiel, Martí y otros unos ingresos que se estimaron en 600 millones.

Arrojo y Arias, que continuaron con algunas actividades propias en el transporte, habían tomado ya posiciones muy relevantes en Duro Felguera. Arrojo era un accionista tradicional con una posición en torno al 2%, pero en 2000 salió en defensa de la compañía frente a fondos muy críticos con la gestión de la sociedad y, con otros empresarios de la región (Imasa, Melka y TSK), se constituyó un frente asturiano para paliar la orfandad accionarial de un grupo centenario. Arrojo siguió comprando acciones hasta superar el 24%. Y en abril de 2005, y como mecanismo defensivo tras la OPA lanzada por San José sobre Duro, su amigo Arias declaró una participación del 5%, que luego amplió hasta superar el 9%. En mayo de 2006 Arias entró en el consejo de Duro, en el que fue un apoyo permanente de la familia Arrojo, uno de cuyos miembros, Ángel Antonio del Valle, ocupa hoy la presidencia.

Arias mantuvo en León una industria harinera (la actual Harinas Arias Alfageme, de la que era administrador único; Harinas Arias Ortiz y otras), tuvo explotaciones mineras en Asturias (Minas del Principado, en Aller, extinta el año pasado) y canteras, creó en Oviedo Construcciones Termoracama y proyectó en 2001 la implantación en las Cuencas de una fábrica para transformar piedra natural. En Aldeanueva de Ebro (La Rioja) participaba con los Arrojo y otros socios en la bodega Viñedos Montalvillo. Y, a través de las sociedades Ramiro Arias López, Inversora Santa Cruz, Inversiones Río Magdalena y Construcciones Termoracama, gestionaba otras inversiones.

En los años 80 amplió sus dominios a Hispanoamérica, con negocios hormigoneros y de canteras. El 2 de abril de 1992 fue secuestrado por un grupo de extorsionadores en la sede de la empresa Canteras de Colombia, en Medellín, de la que era accionista y que visitaba varias veces al año. La compañía suministraba entonces piedra y hormigón para el metro de Medellín, que se inauguró en 1995. El empresario estuvo retenido dos meses y medio en una casa del área rural del municipio de Concepción, en la que fue liberado por la policía de Antioquía el 19 de junio. Según su testimonio, uno de los delincuentes le disparó a la cabeza cuando llegó la policía pero se le encasquilló el arma. Aquella fue una etapa de angustia que aún estrechó más sus vínculos con Arrojo, quien estuvo siempre al tanto de las investigaciones. Arias estaba casado y tenía cinco hijos.

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