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Asturias necesita tanta electricidad como una región de casi dos millones de personas

El Principado es la comunidad autónoma que asumiría más riesgos económicos si se cerraran las térmicas de carbón a corto plazo

Asturias necesita tanta electricidad como una región de casi dos millones de personas

Asturias es una región con marcadas singularidades energéticas. Es peculiar su altísimo consumo de electricidad, consecuencia de su perfil industrial y de la concentración de grandes empresas muy intensivas en el uso de kilovatios para sus procesos productivos. Lo es también la importante dimensión de su sector generador y la especialización en la utilización del carbón como combustible, que se explica históricamente por la proximidad de las explotaciones hulleras y antraciteras y más recientemente, con el declive del carbón autóctono, por el acceso al mineral importado a través de los puertos. Esas particularidades en la demanda y en la oferta hacen que la región sea la más expuesta de las españolas a situaciones como el posible cierre a corto plazo de todas las térmicas de carbón para reducir las emisiones de CO2 (gas causante del cambio climático), planteado ya por Iberdrola para la central de Lada (Langreo).

Demanda. Asturias consumió en 2016, según una información de Red Eléctrica de España (REE), 10.532 gigavatios / hora de electricidad. Esa cantidad equivale a 10.101 kilovatios por habitante y año, una ratio mayor que la de cualquier otra comunidad (ver gráfico adjunto) y superior en un 77% al promedio del país. Dicho de otra manera: considerando esa media nacional, la demanda eléctrica de Asturias es equivalente a la de una región que tuviera una población de 1.850.000 personas, 800.000 más que el Principado, y una estructura productiva análoga a la del conjunto de España.

La demanda eléctrica está en una parte condicionado por el clima y por circunstancias como el equipamiento de los hogares, pero la explicación del elevado consumo asturiano está en el sector fabril, en la presencia en la región de una gran parte de las llamadas industrias "electrointensivas": empresas metalúrgicas del acero, el cinc y el aluminio, además de otros negocios (fabricación de papel, plantas cementeras o químicas) en las que la electricidad también es un ingrediente con gran peso en la producción y en la estructura de costes. Se ha calculado que la suma del consumo anual de Arcelor, Asturiana de Zinc y Alcoa en la región (unos 4.500 megavatios anuales) supone más que toda la luz que se consume en la vecina Cantabria.

Las grandes necesidades de electricidad hacen por tanto a Asturias, a sus empresas y a su economía especialmente sensibles a las subidas de precios, como las que, sostiene el Ministerio de Energía y también el Gobierno asturiano, se producirían si la estrategia de Iberdrola de poner fin al funcionamiento de las térmicas de carbón a muy corto plazo se extendiera al resto de compañías. Cada subida de un céntimo en el precio del kilovatio supone para las empresas y los hogares asturianos un sobrecoste anual superior a 100 millones de euros.

Generación. Para cubrir la demanda descrita, Asturias dispone de un sector generador cuya medula está formada por cuatro grandes térmicas de carbón: Aboño y Soto de Ribera (EDP), Lada (Iberdrola) y Soto de la Barca ( Gas Natural-Fenosa). La región dispone también de potencia instalada en energías renovables (hidroeléctrica, eólica, biomasa y combustión de residuos), instalaciones de cogeneración y dos centrales de gas (ciclos combinados). Pero el protagonismo central es de las centrales carboneras: mediante la combustión sobre todo de carbón importado, aportaron el 63% de la producción en 2016 (ejercicio con baja actividad térmica) y en los precedentes se movieron entre el 70 y el 80%.

Ninguna otra región tiene una especialización tan alta en la producción eléctrica con carbón, si bien Galicia y Castilla y León disponen de parques termoeléctricos de dimensiones análogas al de Asturias, que suma 2.073 megavatios de potencia (capacidad productiva), el 20% del total nacional en estas centrales. En diez años esa capacidad ya se ha reducido en 622 megavatios (el 23%), a raíz del cierre gradual de los grupos más antiguos y menos eficientes económica y medioambientalmente.

Incluso con esos ajustes Asturias sigue siendo una región excedentaria en producción eléctrica y "exporta" una parte al resto de autonomías. ¿Qué ocurriría en caso de cierre total de las térmicas? La región pasaría a depender de los excedentes de generación de otras regiones. La seguridad del suministro, indicaron fuentes técnicas, estaría garantizada porque el conjunto del país tiene una capacidad de generación que supera ampliamente la demanda, incluso en la simulaciones de los escenarios considerados críticos. Las conexiones de alta tensión de Asturias (líneas de 400 kilovoltios a través del Pajares y los enlaces con Galicia y Cantabria), por las que ahora se evacúa electricidad producida en Asturias, actuarían en el sentido contrario, para cubrir la demanda regional con kilovatios de fuera. La calidad del servicio sí podría resentirse, avisan esas mismas fuentes. La proximidad ahora de las centrales de generación a los centros de consumo dentro de la región aporta eficiencia (menores pérdidas en el transporte) y hace posible unos niveles de estabilidad en la tensión que a menudo resultan cruciales para el funcionamiento de la gran industria, el consumidor que observa con mayor preocupación el riesgo de un cierre acelerado de las térmicas.

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