Las pensiones y el conjunto del Estado del bienestar se asoman a décadas en las que la presión demográfica pondrá a prueba la solidez de los sistemas de previsión, protección social y fomento de la igualdad de oportunidades que caracterizaron a Europa más que a ninguna otra región del mundo desde el siglo XX. El desarrollo económico de los lustros siguientes a la II Guerra Mundial ensanchó las clases medias y favoreció una expansión de la natalidad que alcanzó a España más tardíamente, una vez abandonada la ensoñación autárquica del primer franquismo y a partir de las reformas (Plan de Estabilización de 1959) que abrieron la economía al exterior. Los hijos de aquel período bautizado como el "baby boom" (los nacidos sobre todo entre 1960 y 1970 en el caso de España) alcanzarán la edad de jubilación dentro de los próximos veinte años. Retiros masivos que agravan las incertidumbres sobre el porvenir del sistema de pensiones y las políticas para preservarlo, y también acerca de un relevo generacional particularmente problemático en una región ya muy envejecida como Asturias.
A partir de los datos sobre la población a fines de 2017 que maneja la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADE) se hacen las aproximaciones que se exponen en los siguientes puntos sobre el número de asturianos que alcanzarán la edad del retiro en los plazos que se señalan y los jóvenes que en ese mismo tiempo se incorporarán al mercado laboral o tendrán edad para ello. Los cálculos parten de considerar una edad efectiva media de jubilación de 65 años (la actual es inferior a 64), recogiendo el presumible impacto del aumento gradual de la edad legal hasta los 67 años (en 2027).
2022. Entre 2017 y 2022 llegarán a los 65 años más de 75.000 asturianos (sean o no trabajadores en activo). Al mismo tiempo, los jóvenes que pueden darles el relevo (con edades de entre 20 y 24 años) serán menos de 40.000.
2027. En ese año estarán llegando a la edad de jubilación los nacidos en 1962, una de las cohortes del "baby boom". Fue uno de los ejercicios en los que la tasa de natalidad duplicaba la actual: en torno a 15 nacimientos en Asturias por cada mil habitantes, frente a los 7 actuales. Entre 2017 y 2027 cumplirán 65 años más de 150.000 asturianos, en tanto que los jóvenes que darán el relevo (sin tener en cuenta movimientos migratorios) serán la mitad.
2034. En los diecisiete años comprendidos entre 2017 y 2034 alcanzarán los 65 cerca de 290.000 personas. Esta estimación incluye el período central del "baby boom": los nacidos entre 1960 y 1970. Los asturianos que hasta 2034 habrán ido alcanzando la edad para incorporarse al empleo superarán en poco los 140.000.
Los números corresponden a habitantes, no a personas en activo o con empleo. Incluyen por tanto situaciones como las de quienes trabajan en el hogar sin remuneración y las de otros que en las estadísticas oficiales figuran como "inactivos". Considerando las tasas de actividad de los mayores de 40 años (78% entre los 40 y 54 años), puede afirmarse que Asturias afrontará antes de 2035 la jubilación de 220.000 personas, la mitad de su fuerza laboral actual.
Esa mutación remite al problema de las pensiones, con la expectativa de un fuerte aumento del gasto por el alto número de nuevos jubilados y, también, por tratarse de generaciones que tuvieron más facilidades que las anteriores para recibir educación superior -el 42% de los trabajadores de entre 45 y 52 años tienen titulación universitaria- y con ello pudieron acceder a mejores empleos y con mayores bases de cotización. A esos jubilados del "baby boom" les afectará singularmente el bisturí que ya se ha puesto en marcha con las reformas del sistema público (la de 2011 con el PSOE y la de 2013 con el PP). La Comisión Europea ha hecho este pronóstico sobre los efectos para ellos: como media, la pensión inicial de quien se jubile en 2030 (un asturiano nacido en 1965) será equivalente al 60% de su último salario, casi veinte puntos menos que ahora.
