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Los primeros asturianos del coche eléctrico no tienen dudas: "Es un ahorro"

Los usuarios dicen que, aunque el precio de los vehículos resulta caro por ahora, a la larga son rentables y conducirlos es "casi una experiencia zen"

Los primeros asturianos del coche eléctrico no tienen dudas: "Es un ahorro"

A Javier Cuervo, vecino de El Valle, en Carreño, la motivación para comprar un coche eléctrico le vino una vez que se puso a echar cuentas. "Venía gastando unos 300 euros al mes en gasolina y ahora lo único que he notado es que me ha subido el recibo de la luz en unos 40 euros", explica. El golpe viene al principio, así de primeras, porque aún no hay modelos baratos. El más económico ronda los 25.000 euros. Bastante lejos aún de los utilitarios de combustión.

- ¿Entonces lo suyo no fue una cuestión ecológica?

-Hombre, también, todo influye. Porque por ahí se ve circulando a cada petrolero... Y entre todos debemos de contribuir a cuidar esto un poco.

Cuervo fue, probablemente, uno de los primeros en comprar un coche eléctrico en Asturias. Lo tiene desde hace cuatro años, cuando la tecnología estaba más verde que ahora y eran pocos aún los que se decidían a dar el paso. Aunque va ganando adeptos, sus usuarios reconocen que todavía se ve al coche eléctrico como algo exótico, aunque así, a primera vista, en la autopista pasan completamente desapercibidos. Quien lo tiene se convierte en su mejor embajador. Entre sus bondades destacan el ahorro frente a los de combustión, su fácil manejo (no tienen ni cambio de marchas, ni embrague) y el silencio durante la conducción.

"Subir con él por una carretera de montaña es toda una experiencia. No espantas a los pájaros, estás como integrado en la naturaleza". El que habla es Basilio Carvajal, funcionario del Principado, y un firme defensor de estos vehículos que están llamados en unos años a tomar el relevo de los de gasóleo y gasolina. De hecho, estos últimos ya tienen fecha de caducidad: a partir de 2040 su venta estará prohibida en España y desde 2050 ya no podrán circular por ninguna carretera.

En Asturias los propietarios de un coche eléctrico aún son pocos. Unos trescientos según algunas cuentas. Su número es tan reducido que da para que la gran mayoría compartan experiencias a través de un grupo de Whatsapp en el que también intercambian información sobre, por ejemplo, qué negocios están instalando cargadores o si alguno de los públicos que ya hay repartidos por el Principado está estropeado o ha sufrido algún percance.

Carvajal también compró el suyo hace cuatro años. Otro pionero. En este tiempo ni él ni Cuervo han tenido todavía que pasar por el taller. Bueno, el segundo sólo una vez. "Me llamó el de la casa a los dos años y me dijo que me pasara a hacer una revisión. Le pregunté que qué iba a mirar y me respondió que no sabía. Al final, me cambió el líquido de frenos, pero por cambiar algo", explica.

El de las averías, que va a obligar a los cientos de talleres asturianos a adaptarse a un nuevo tipo de demanda y una nueva forma de trabajar, es otro de los puntos que juegan a favor del vehículo eléctrico. Cuervo abre el capó del suyo y dice: "¿Ves? No hay nada". El motor va en la parte de atrás. "Tiene muchas ventajas, desde el silencio hasta la mayor potencia de arranque", defiende Carvajal en la terraza de una cafetería del barrio ovetense de Las Campas.

Comparte mesa con otros dos propietarios de coches eléctricos y defensores del mismo. Iván Granda, un electricista de Langreo, y Carlos Arias, que trabaja en una ingeniería. Al primero le atrajo la "curiosidad" y al segundo el ahorro. Aunque Granda apunta que también le motivó el aspecto económico: "Tengo un coche de gasoleo que tiene ahora 312.000 kilómetros y cuando iba por 200.000 me puse a echar cuentas y me salía que llevaba más de 60.000 euros gastados en él entre la compra inicial, el combustible y las revisiones. Y me planté, me dije: Ya basta de tirar el dinero". Entonces se decidió a probar con el enchufable. Primero poco a poco, para ir a trabajar y hacer algún que otro recado. "Ahora lo uso para todo", confiesa, "en dos años le hice 50.000 kilómetros". "Una vez que lo pruebas, engancha", añade Arias, "es como una experiencia zen". Lo corrobora Carvajal: "Disfrutas más cada viaje, vas como más relajado". Pero pese a esa retahíla de argumentos a favor, los detractores de estos coches tienen también unos cuantos que los usuarios se encargan de desmontar uno por uno. Ahí van unos cuantos.

Poca autonomía. Los modelos de Carvajal y Cuervo, como son de los primeros, tienen una autonomía de poco más de 120 kilómetros. Vamos, que desde Oviedo podrían llegar sólo un poco más allá de León sin tener que enchufarlo a la red. Pero eso no les preocupa demasiado. "Se dice que, por ejemplo, no podemos llegar con él a Madrid, pero seamos sinceros, ¿cuántas veces vas a necesitar ir a Madrid?", defiende Carlos Arias. Eso sí, reconoce que, por ejemplo, para un viajante que necesite hacer muchos kilómetros cada día este tipo de coches aún no están preparados. Al menos hasta que los fabricantes no vayan mejorando la autonomía de las baterías. Pero los usuarios, extraordinariamente bien informados de todas las novedades que hay en este sector, aseguran que ese día está cerca. En algunos modelos, muy caros aún eso sí, las baterías ya tienen una vida de más de 400 kilómetros. Lo suficiente como para quedarse a las puertas de la capital española desde Oviedo. "Yo todos los fines de semana voy a León y vuelvo con el mío y nunca he tenido ningún problema", apunta Arias. Carvajal sí se quedó una vez tirado con el suyo, pero fue "por apurar", dice.Quería probar hasta dónde llegaba la autonomía de la batería, exprimirla al máximo, y se quedó parado cerca del restaurante de La Gruta, en plena cuesta, a sólo unos metros de su casa.

Son caros. Eso no lo desmontan. El importe que hay que desembolsar al principio para comprar un vehículo de estas características supera en muchos casos los 30.000 euros. El problema lo explica de nuevo Arias. "No hay modelos de gama baja que sean enchufables", dice. Es decir, que el que quiera uno de estos coches tiene que tirarse a por los de gama más alta. Pero eso está llamado a cambiar dentro de poco, de hecho sostienen que ya hay fabricantes chinos que preparan para el año que viene el lanzamiento de modelos por poco más de 15.000 euros. Mucho más asequibles.

Se necesita un enchufe especial. Para demostrar que no es así, Javier Cuervo abre el maletero de su eléctrico y saca un enorme cargador (similar al de un móvil, pero mucho más largo) que conecta a un enchufe normal, como el que hay en cualquier vivienda. "Te vale cualquiera", señala Carlos Arias. Una limitación es que para poder cargar el coche en el garaje de casa hay que hacer una pequeña obra para, al menos, tirar el cable hasta la plaza. Sin embargo, la ley establece que las comunidades de vecinos no pueden poner ni un pero a esas obras. Todo lo contrario.

Tarda mucho en cargar y hay pocos cargadores públicos. Sobre lo primero, los usuarios defienden que generalmente les basta con tener el coche enchufado en el garaje de su casa durante la noche para poder usarlo durante el día. Aun así, muchos tienen también enchufes en sus puestos de trabajo. Ya no pisan las gasolineras, otro sector que parece que está llamado a la reconversión. "Yo tengo otro coche de gasolina y cuando tengo que ir a llenar el depósito me siento como si estuviera quemando el dinero", dice Arias.

Sobre lo de que aún hay pocos cargadores por las calles, Carvajal, que ejerce de portavoz de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos (AUVE), asegura que, de un año para otro, la cosa ha mejorado mucho en casi toda Asturias.Salvo en Oviedo, donde se quejan de que sólo hay un punto de recarga público, en el parking de la Escuela de Minas, y encima es de difícil acceso.

Las grandes eléctricas del país tiene planes ambiciosos para tupir esa red de recargas. En Asturias, hasta ahora, su tejido ha dependido de EDP. Lleva instalados 57 de estos puntos (trece de ellos de carga rápida) y tiene en proyecto otros veinte más. Pero no son los únicos. Iberdrola ha anuncido que instalará unos 200 en la región hasta 2022. Y Endesa pondrá 10.000 en toda España en un plazo similar, aunque no precisó cuántos serán en el Principado. Ahora, en Asturias existen 102.

Mientras, los actuales usuarios van ganando adeptos. Cuervo, de hecho, ya piensa en comprar su segundo eléctrico. "En casa somos tres con carné de conducir y tenemos uno de combustión para los viajes largos, pero para movernos por aquí el eléctrico nos lo rifamos", afirma. El transporte del futuro ya rueda por Asturias.

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