Tras unos inicios complicados, el negocio de David Casado había conseguido consolidarse en el mercado y abundaban las reservas cuando la pandemia de coronavirus comenzó a hacer estragos. Hace cuatro años, en 2016, este emprendedor puso en marcha en una nave del centro de empresas La Curtidora de Avilés la sala de escape Las Celdas. El suyo es uno de los negocios cerrados por orden gubernamental. Casado pide que las salas de escape no sean consideradas espacios de ocio masivo y que se amplíen las ayudas más allá del fin del estado de alarma para que las empresas puedan sobrevivir.

Las Celdas tiene echado el candado y las dos trabajadoras que Casado tenía contratadas están despedidas de forma temporal. "La viabilidad de nuestra empresa es complicada si no conseguimos reducir los gastos fijos. El principal es el alquiler del local, que no se nos está cobrando durante el estado de alarma. Hay otros compañeros del sector que están en situaciones muy complicadas, con locales alquilados a particulares que no entienden esta situación y que no han hecho ninguna rebaja o moratoria en el pago de los alquileres", explica el empresario. Casado pide a los arrendadores que reflexionen ante este escenario: "Entiendo que para ellos ese ingreso es importante, pero supone abocar al cierre a una empresa que te está pagando habitualmente el alquiler sin ningún tipo de demora".

El emprendedor confía en poder retomar la actividad con las correspondientes medidas frente al COVID-19: "Nuestro ocio es muy reducido. Funcionamos a través de reservas previas, en nuestro local nunca se juntan más de siete personas que siempre vienen juntas y nunca coinciden con el grupo que ha hecho la siguiente reserva. Entre reserva y reserva siempre hay un espacio de una hora. Por el diseño de nuestros juegos, sería relativamente fácil implementar medidas de desinfección. Nuestros clientes podrían usar mascarillas y guantes si fuese necesario".

Estas semanas ha estado enfrascado en el estudio de las medidas que podrían implementar en Las Celdas. "Tenemos muchas dudas sobre cuáles van a ser las medidas definitivas y queremos ser prudentes con las inversiones, no vaya a ser que hagamos un gasto económico innecesario que luego nos suponga una mayor pérdida", explica.

Casado tiene dos peticiones para las administraciones. La más importante, la definición de su negocio: "Necesitamos que se nos separe del ocio masivo, no se nos puede pedir lo mismo que a las discotecas o los campos de fútbol. No se nos puede pedir lo mismo". La otra pasa porque se prolonguen las ayudas: "Necesitamos recuperar la confianza de los clientes y no va a ser de un día para otro. Vamos a necesitar que, durante un tiempo, los diferentes gobiernos nos ayuden a mantener por lo menos los gastos fijos. Si no, nos abocarán al cierre y desapareceremos como empresas".