Los mecanismos temporales aplicados en los países de la zona euro para la reducción o suspensión del empleo, semejantes a los ERTE de España, han permitido hasta ahora limitar el impacto adverso de la pandemia y de las medidas de confinamiento sobre la ocupación y el desempleo, aunque el Banco Central Europeo (BCE) teme que en el futuro este efecto negativo se incrementará y podría alcanzar su máxima intensidad en 2021.

El órgano rector del BCE resaltó que las expectativas negativas sobre la evolución del empleo en los próximos meses pesan sobre el gasto de los consumidores de la eurozona y estimulan el "ahorro preventivo".