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Pablo García González | Presidente de la patronal de empresas de formación y nuevo vicepresidente de FADE

“Con trescientos nuevos informáticos al año atraeríamos empresas tecnológicas”

“Educamos a los jóvenes para ganarse la vida a miles de kilómetros, pero no debajo de casa; el emprendimiento debería ser materia básica”

Pablo García Julián Rus

El ovetense Pablo García González preside la Asociación de Empresas de Consultoría y Formación de Asturias (Cecap) y desde hace dos semanas es también uno de los cuatro vicepresidentes de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), nombramiento que atribuye al propósito del líder de la patronal, Belarmino Feito, de dar relieve a la formación para el empleo en las estrategias de la organización. Es licenciado en Administración y Dirección de Empresas y pilota un grupo de sociedades de titularidad familiar.

–¿Cómo navegan las empresas de formación en esta crisis?

–Viendo lo que hay en otros, podemos considerarnos privilegiados. Nos hemos podido adaptar porque la Administración ha dictado medidas de flexibilidad para continuar funcionando. La teleformación o el aula virtual, recursos que ya estaban ahí, nos han permitido seguir con la actividad. A mayores, se ha entendido que la educación y la formación son pilares esenciales del sistema. Dentro de un orden, se ha mantenido cierta normalidad tanto en la enseñanza reglada como en la no reglada.

–El paro asturiano escala por encima de las 80.000 personas. ¿Qué hacer desde el ámbito de la formación frente a ello?

–La formación es un pilar básico de las políticas activas de empleo, con lo cual tiene que ser protagonista de la necesaria recuperación. Y está en marcha el debate sobre la necesidad de modernizar nuestra economía, de reconvertir ciertos sectores y cambiar modelos. Entre otras cosas, eso se hace a través de la formación. Lo percibe la sociedad y también la Administración.

–¿Está la Administración tomando medidas?

–Se están haciendo cosas en ese sentido. De alguna manera, el catálogo de formación y otras iniciativas que se van a llevar a cabo se encaminan hacia cuestiones relacionadas con un cambio de modelo: digitalización, descarbonización, economía verde… ejes que nos marcan la UE y los nuevos fondos europeos y que van a ser los protagonistas también de los contenidos de formación para los próximos años.

–¿Qué grado de protagonismo debería tener la formación en el uso de los fondos?

–Va tener un papel fundamental, de forma transversal, adherida a otros proyectos. También hay sitio para algún proyecto vertical, de recualificación fundamentalmente en sectores productivos como los afectados por la descarbonización.

–¿Qué tipo de proyectos?

–Hablamos de digitalización, de economía circular… Tenemos que empezar a entender también la formación como tractora de inversiones para Asturias. A veces nos focalizamos mucho en cuestiones como disponer de miles de metros cuadrados de polígonos industriales, pero hoy día las empresas, sobre todo en ciertos sectores, van en busca de talento. Si en Asturias hacemos una política muy enfocada hacia eso podemos obtener grandes retornos. Creo recordar que, aproximadamente, la Universidad de Oviedo genera unos setenta titulados al año en ingeniería informática; si con una orientación adecuada y una buena oferta fuéramos capaces de sacar trescientos informáticos todos los años, no le quepa duda de que aquí vendrían empresas tecnológicas a asentarse. En torno a eso podemos tener una estrategia coherente de región que nos podría dar muy buenos resultados.

–Las empresas se quejan de forma recurrente de que no encuentran los perfiles profesionales que necesitan...

–Hay un claro problema de orientación. En FADE concebimos la formación con una perspectiva de empleo desde edades tempranas, cosa que no se está haciendo. La orientación que tiene el sistema es meramente educativa, sin esa perspectiva laboral, y ello da resultados inadecuados. Nuestros jóvenes estudian cosas que no necesariamente son las que necesita el tejido empresarial, sobre todo el más próximo. Eso es lo que tenemos que alinear: trabajamos con recursos de aquí y no deberíamos emplearlos recursos para que nuestros jóvenes se vayan fuera. Irse es una opción vital para cualquiera, pero nuestros recursos deben alinearse con las necesidades de aquí. La orientación es clave y debe ir ligada con un proyecto adecuado de detección de necesidades, para saber qué están pidiendo las empresas y qué queremos ser como región. Si conseguimos ligar esas cosas e implicar a todos los agentes que tienen que ver con el sistema formativo, habrá resultados. En este documento –muestra el informe de FADE “Veintidós acciones ineludibles para el progreso de Asturias”– se proponía crear una viceconsejería en el Principado para ese tema. Y todo lo que sea acercar a las empresas a las instituciones educativas favorecería el proceso. Ayudaría también a potenciar una vertiente que está olvidada, la del emprendimiento.

–¿Por qué lo está?

–Hay una asignatura de emprendimiento que está dentro de un batiburrillo de optativas. Los padres, que a menudo son los que eligen, deben escoger entre una asignatura de economía y empresa y un segundo idioma extranjero, y tienden a elegir este último. Deberíamos reflexionar como sociedad sobre la idea de que a veces estamos educando a nuestros jóvenes para ganarse la vida a miles de kilómetros, pero no somos capaces de enseñarles a ganarse la vida debajo de casa. El emprendimiento tiene mucho que ver con eso. Tenemos cosas muy buenas. Valnalón es una de ellas, con programas que estamos exportando a otras comunidades. Pero es potestativo de los centros educativos adherirse a esos proyectos, con lo al final la capilaridad es mínima. Los centros educativos suelen estar a otra cosa. Falta una estrategia. El emprendimiento en sus diferentes vertientes, no sólo la empresarial, debería ser básico en el sistema educativo.

"Evidentemente, hay que adelgazar la Administración y creo que el propio Principado se ha dado cuenta de ello"

Pablo García - Vicepresidente de FADE

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–Las encuestas sitúan a los asturianos a la cabeza de España en cuestiones como el miedo al fracaso, un potente inhibidor del emprendimiento.--

–El asturiano es como es, indudablemente por su pasado. Pero se pueden llevar a cabo políticas para revertir precisamente ese escenario y hacer de Asturias un referente de emprendimiento. La Administración tiene que entenderlo y poner medios para ello.

–Su sector se mueve muy cerca de la Administración y en contacto permanente con la burocracia pública. ¿Cómo aligerarla?

–Los números están ahí. Siete de cada diez euros del presupuesto del Principado van a sanidad y educación. Con tres de cada diez poco podemos hacer en otros ámbitos. Evidentemente, hay que adelgazar la Administración y creo que el propio Principado se ha dado cuenta de ello y se ha puesto manos a la obra. Adelgazar la Administración pasa por un proceso de análisis de duplicidades y por la digitalización. La Administración tiene que acostumbrarse a hablar de eficiencia y productividad, términos muy presentes en la empresa privada. La digitalización reducirá por sí misma ciertos procesos que claramente son ineficientes ahora. Hay mucho por hacer. Reducir un cinco por ciento las proporciones de gasto de las que hablamos supone liberar 250 millones de euros a inversiones, tan necesarias en Asturias.

–El sistema de formación ocupacional estuvo en entredicho por presuntos casos de corrupción y picaresca que alcanzaron a agentes sociales y también a empresas. ¿Han desaparecido esas prácticas tras el vuelco en la regulación que se dio en 2015?

–Ha habido mucho ruido y demasiada confusión en torno a esto. Pienso que las malas praxis han sido mínimas. En todo caso, lo que se ha judicializado es un sistema subvencional, que en mi opinión es la fuente de todos los problemas que ha podido haber. ¿Se le ocurre algún otro sector donde la Administración pague a una empresa privada con una subvención? Me atrevería a decir que somos únicos. Quizás un agente social, como los que antes tenían mucho que ver con el sistema, puede desenvolverse en un modelo así. Desde luego, una empresa privada no. Ahora las protagonistas somos las empresas de formación, que damos un servicio y que debemos tener un legítimo margen Lo que pasa es que el sistema sigue concebido con subvenciones. Se están viendo alternativas como puede ser una licitación, los módulos o el cheque de formación. El problema está claramente detectado y en vías de solución. El sistema subvencional es anacrónico desde su nacimiento. Nadie se imagina que la obra de una carretera se pagase a la empresa que la hace con una subvención.

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