EDP está a la espera de la autorización definitiva del Ministerio para la Transición Ecológica para clausurar el grupo 3 de carbón de la central térmica de Soto de Ribera, que en los últimos meses sólo funcionó de forma esporádica en enero, cuando se produjo un fuerte incremento de la demanda eléctrica por la ola de frío “Filomena” y el precio del gas se disparó. A pesar de que la compañía aún no cuenta con el visto bueno para el cierre, ya tiene adelantado el documento ambiental para el desmantelamiento de las instalaciones. Será un desmantelamiento parcial, porque en el actual escenario de transición energética EDP baraja la posibilidad de acometer proyectos alternativos en el emplazamiento de la central térmica , algunos de los cuales pasan por la reutilización de parte de las instalaciones actuales.
La compañía baraja la creación de un almacén energético para dar respaldo a las energías renovables que utilizaría sales fundidas y ya está tramitando la construcción de una central hidroeléctrica en el embalse del río Nalón a su paso por la térmica que constará de cinco hidrotornillos con una potencia instalada de más de 2 MW. Será la instalación de producción eléctrica de este tipo con más potencia del mundo, pero muy lejos de los 361 MW que tiene el grupo de carbón que será desmantelado .
Entre las instalación de la térmica de Soto de Ribera que se van a derribar se incluyen el sistema de desnitrificación de gases que fue instalado en 2017 tras un inversión millonaria, el sistema de desulfuración, las espectaculares chimeneas de los grupos 2 y 3 –que marcan el paisaje del concejo de Ribera de Arriba con sus alturas 137 y 200 metros, respectivamente– el precipitador electroestático, la caldera, los ventiladores, los molinos y alimentadores de carbón, el sistema de cenizas (silos de almacenamiento, cintas y soplantes), los sistema de escoria y los sistemas de carboneo (cintas transportadores y parques de carbón).
