REPORTAJE

“En Asturias se hacen maravillas en I+D con los escasos recursos que hay”

La inversión pública por sí sola no produce efectos sobre el desarrollo: “Hay que unirla con la privada”, advierte el nuevo informe de la Cátedra de Innovación

Una estudiante, con uno de los diseños elaborados en el laboratorio universitario Medialab, en Gijón. | |  ÁNGEL GONZÁLEZ

Una estudiante, con uno de los diseños elaborados en el laboratorio universitario Medialab, en Gijón. | | ÁNGEL GONZÁLEZ / texto: mónica g. salas

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

“En Asturias hacemos maravillas en I+D con los escasos recursos que tenemos”. Es el análisis que hace el profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo y coordinador de la Cátedra de Innovación, Fernando Rubiera Morollón, sobre la situación actual del sistema científico regional. La inversión pública en investigación y desarrollo en el Principado representa tan solo el 0,6% del PIB, situándose “por debajo de la media nacional y muy lejos del 4- 6% de las regiones del norte de Europa”, según indica Rubiera. En consecuencia, Asturias no sale bien parada en los rankings de innovación, estando igualmente por debajo de la medias española y europea.

El responsable de la cátedra Milla del Conocimiento o Medialab, Ramón Rubio, tira de estadísticas y asegura que, según el Informe de la competitividad regional en España en 2020, el Principado ocupa la posición 11 de 17. A su vez, nuestro país está en el puesto 17 de 27 en Europa, atendiendo al tablero de innovación de 2021. Para escalar en los rankings, Fernando Rubiera, investigador del Laboratorio de Análisis Económico Regional (Regiolab), reclama más dinero, “sobre todo en personal”. Aunque por encima de ello coloca otra reclamación urgente: eliminar el papeleo. “Burocracia e innovación es como juntar agua con aceite. Tenemos pocos recursos, pero es que además hacemos una gestión ineficiente de ellos. No puede ser que por cada euro que recibamos, tengamos que justificarlo. La burocracia nos aplasta”, clama.

La Cátedra de Innovación, en la que colaboran la Consejería de Ciencia, Investigación e Innovación y la Universidad de Oviedo, presentará en unos días el tercer informe sobre la innovación en Asturias y uno de los principales resultados que recoge, según adelanta Rubiera, es que “la inversión pública por sí sola no produce efectos sobre el desarrollo”. Tampoco la privada, que consigue “cierto impacto” pero no el deseado. La única forma de que Asturias se haga fuerte en innovación es “uniendo las dos vertientes: la inversión pública y la privada”. De ahí que el economista pida “mejorar los canales de integración” entre ambos sectores y recuerde que con la innovación “no se consiguen resultados a corto plazo, sino a largo”.

Un “paraíso digital”

En eso de tender puentes está muy volcada la Consejería que lidera Borja Sánchez, que en estos dos años largos de legislatura ha puesto en marcha multitud de iniciativas. Una de ellas es la creación del primer laboratorio de 5G abierto al ámbito académico y al sector privado. La meta que se marca el director general de Innovación, Investigación y Transformación Digital, Iván Aitor Lucas, es que Asturias, además de paraíso natural, sea “emblema de paraíso digital”. La nueva cátedra universitaria THIN5G, la más cara de la región con una dotación de 150.000 euros en 2021 y otros 100.000 en los tres años siguientes, echará a andar antes de finalice el año. El objetivo de este proyecto es situar a la comunidad a la cabeza de España en la carrera por la nueva tecnología móvil.

El director de la cátedra, el profesor del área de Teoría de la Señal y Comunicaciones Rafael González Ayestarán, resalta que las oportunidades que abrirá el 5G en Asturias son “inimaginables”. La función del laboratorio, único en el país al integrar también al sector privado, es que “ninguna idea quede sin probar”. “El 5G supone disponer de una red tan potente y rápida como la fibra pero sin cables. Eso permite que puedas ponerlo en cualquier sitio. Puedes colocar sensores en animales, en ríos para medir la calidad del agua... Esta tecnología abre un montón de posibilidades nuevas que hasta ahora no existían. El problema es que no están probadas”, detalla Ayestarán. El laboratorio ya tiene sede en el edificio polivalente de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, pero está aún en proceso de dotación. En diciembre llegarán los primeros equipos, aunque el ingeniero advierte que el laboratorio nunca terminará de completarse, ya que “la tecnología va avanzando”.

En este sentido, el director general de Innovación asegura que “caminamos hacia una nueva sociedad hiperconectada, tecnológica y en constante evolución”, en la que el Principado debe tomar la delantera. “Que nuestra región cuente con una buena conectividad y cobertura nos brindará oportunidades en la sensorización de nuestros modelos productivos, por ejemplo. Esto es importante para poder ser más eficientes y optimizar por tanto nuestro tiempo”, reflexiona. De forma paralela, la Consejería está desarrollando los Planes de Extensión de la Banda Ancha (PEBAs) de 2018, 2019 y 2020 que pretenden llevar la conectividad al 97% de la población de la región.

Asincar

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Las misiones científicas

Volviendo a la conexión del sector público y privado, una de las grandes iniciativas del Gobierno del Principado ha sido crear las “Misiones científicas de Asturias”, un programa pionero a nivel regional que hasta ahora solo existía a escala nacional y europea. Esta primera convocatoria culminó con la creación de seis grandes consorcios público-privados. El Principado financia con 800.000 euros el desarrollo de proyectos piloto relacionados con la longevidad y el envejecimiento activo, y la reducción de emisiones y gases de efecto invernadero, que deberán estar listos antes de final de año. Los consorcios están formados por cerca de un centenar de empresas, centros tecnológicos y de investigación, instituciones y colectivos profesionales. En su presentación oficial, el pasado mes de julio, empresarios e investigadores coincidieron en decir que “entre todos podemos hacer cosas muy grandes”. Justo lo que apunta el nuevo informe de la Cátedra de Innovación.

Las propuestas de los consorcios incluyen actuaciones muy variadas, con un fuerte peso de la digitalización, el uso de la inteligencia artificial, la sensorización, la impresión 3D, la medicina y alimentación personalizada, el desarrollo de nuevos materiales biodegradables, la recuperación de materias primas esenciales y el estudio sobre el hidrógeno verde, entre otros. “Una de las cuestiones más importantes es generar desde Asturias conocimiento y avances tecnológicos que puedan comercializarse o exportarse. El objetivo es que estos consorcios prueben que su proyecto es válido con el plan piloto y luego puedan optar a financiación nacional y europea”, explica Iván Aitor Lucas. Algunos ya están muy avanzados, como la impresión en 3D de un corsé médico para la escoliosis idiopática.

La Asociación de Investigación de Industrias Cárnicas del Principado de Asturias (Asincar) participa en uno de estos consorcios, el llamado “Alimes”, que lidera Capsa Food y que consiste en realizar un mapa de la microbiota en población senior con el objetivo de avanzar hacia la alimentación personalizada. El director gerente de Asincar, Juan Díaz, destaca que en Asturias se están “haciendo muchas cosas” y cada vez aparecen “más start ups con ideas disruptivas”, pese a ser “una comunidad tan pequeña”. El responsable del centro tecnológico ubicado en Noreña considera “clave” aumentar la cooperación entre todos los agentes de la innovación, como se está empezando a hacer. “Tiene que haber colaboración de la universidad y los centros de investigación básica del CSIC con los centros que hacemos una investigación más aplicada, porque eso redundará en la mejora del tejido productivo”, comenta Díaz.

Asincar juega un papel fundamental en la innovación y modernización del sector agroalimentario con proyectos como el de la transformación digital. “Estamos trabajando mucho a través de la sensórica avanzada. Se trata de que las industrias coloquen estos sensores en los procesos de producción para conocer de forma ágil y digital los parámetros de calidad”, detalla. Asimismo, el centro tecnológico de Noreña está muy involucrado en la economía circular mediante el aprovechamiento de subproductos resultantes de los procesos de producción de alimentos. Sobre todo, trabajan con residuos de la industria cárnica, la industria láctea y la producción hortofrutícola. “Estamos trabajando en aprovechar el suero láctico para hacer bebidas de base láctica o en desarrollar snacks cárnicos y frutícolas”, remata Juan Díaz.

Los “open labs”

Más líneas de trabajo. La Consejería de Ciencia también ha lanzado este año convocatorias de nueva creación que tratan de establecer puntos de encuentro y colaboración entre el tejido productivo y el sector de la investigación. Destacan los “proyectos concertados de I+D+i en red”, una línea de ayudas dotada con 3,9 millones de euros hasta 2023 y dirigida a los grupos de investigación para que desarrollen proyectos en áreas de interés de empresas de la región. Otro buen ejemplo son los “open labs” o laboratorios abiertos, con 420.000 euros en tres años, con los que el Principado pretende crear grupos mixtos de investigación en cooperación con empresas en áreas vinculadas a la Estrategia de Especialización Inteligente (S3). Esta estrategia está en proceso de elaboración e incluye cinco líneas clave: agroalimentación; energía y economía circular, industria 4.0; salud y longevidad; y patrimonio y biodiversidad.

Ramón Rubio, al frente del laboratorio universitario de tecnología y diseño Medialab, reconoce que “en los últimos años el Gobierno del Principado ha impulsado económicamente la innovación” y confía en que ello “se vea reflejado en los indicadores en pocos años”. Aun así, dice, “la situación es muy mejorable y es muy buen síntoma que haya una apuesta desde la política”. “Es cierto que la región tiene núcleos de innovación muy importantes: la manzana del acero con Idonial, el centro de I+D+i de ArcelorMittal, la milla del conocimiento en Gijón con TK Elevator y todo el ecosistema de los parques tecnológicos. Sin embargo, creemos que la gran masa empresarial, que son las pequeñas empresas, todavía necesita explorar más el riesgo (y beneficio) de una cultura innovadora”, analiza.

Desde mascarillas a prótesis

¿Y qué hace Medialab por la innovación? El profesor de la Universidad Ramón Rubio resalta que “la innovación no es teoría, sino acción”. Y eso es lo que hacen desde la cátedra. “Realizamos proyectos que suponen un cambio que aporta valor a nuestra región. En los últimos meses: mascarillas, sensores de CO2, diseño sostenible, prótesis personalizadas, formación en innovación o reportajes para mostrar las brechas digitales y sociales. Lo hacemos desde la Universidad de Oviedo con sus estudiantes como protagonistas”, explica. En los últimos meses también han colaborado en el lanzamiento de dos proyectos o spin off: “Yetta”, sobre el diseño y fabricación de piezas por impresión 3D, dirigido por Carlos Llaneza, y “Mázcaru”, de confección de mascarillas reutilizables, que lidera Maite Prisa. “En cualquier proyecto que realizamos, siempre tenemos presente la posibilidad de llevarlo a mercado”, destaca Rubio, en cuya cátedra colaboran el Ayuntamiento de Gijón, la Universidad de Oviedo y Gijón Impulsa.