Francisco Marín, director del proyecto “Futuribles”, es Premio Nacional de Innovación 2020 y exdirector general del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial. “Futuribles”, explica, “persigue que la ciudadanía española tome consciencia de la importancia de la innovación para sus vidas. Como consecuencia de la reciente pandemia, el ciudadano ha visto con certeza la necesidad de la ciencia, permitiendo disponer de vacunas en unos plazos completamente impensables hasta ese momento. Sin embargo, casi ningún acento se ha puesto en el reconocimiento de la labor imprescindible de innovar en otros muchos procesos que son los que al final facilitan que esos descubrimientos científicos lleguen a sus destinatarios. Y esas tareas, muchas veces son el fruto de procesos innovadores que las empresas tienen y deben acometer”.

Transformación tecnológica y digital.

El mundo de lo que nos queda de este siglo estará dominado por los vectores de la digitalización y, no lo olvidemos, de la sostenibilidad planetaria. Ambos temas son hoy posibles encararlos con una componente de optimismo como consecuencia de disponer de soluciones tecnológicas que permiten responder de forma positiva a los retos que tenemos por delante.

¿Tareas pendientes?

La primera e inaplazable es hacer de nuestro planeta un mundo sostenible. Esa labor que exige de cambios rupturistas hoy es posible al disponer de soluciones que la tecnología pone a nuestra disposición. Hoy hay energías alternativas asequibles que permiten asegurar la no necesidad de seguir usando energía proveniente de fósiles contaminantes, de fabricar acero y cemento con cero emisiones o de moverse por tierra, mar y aire sin necesidad de contaminar nuestro medio ambiente. Y todo esto es consecuencia de procesos de invención e innovación en estas últimas décadas.

¿Asturias?

Todas las regiones del planeta tienen que aspirar a coger el próximo tren. Asturias, en mi opinión, ya está en ello y buena prueba son algunas de las empresas innovadoras que se están desarrollando en su seno. Parte, es verdad, de una composición industrial muy complicada, pero, en estos mundos abiertos, no caben las posiciones de resignación o renuncia. Hay que aprovechar las oportunidades de los cambios y por eso la jornada de “Futuribles” es muy oportuna, también en Oviedo. No puedo dejar de recomendar que apueste decididamente por incentivar sus proyectos innovadores, apoyar a las empresas que planteen proyectos con futuro; en fin, creerse que existe una capacidad de mejorar y que ella vendrá solo de nuestras manos.

¿La apuesta por las energías renovables en el Principado no admite discusión?

En Asturias y en todas partes. No hay futuro si en 2030 no hemos alcanzado los niveles de CO2 en la atmosfera que se acordaran en la próxima Cumbre del Planeta. Por lo tanto, Asturias como todos los demás territorios tienen que pensar en clave de un mundo distinto desde el punto de vista energético.

¿Lecciones de otros países con éxito?

Cuando la crisis económica del 2009 se produjo, los países con mayor visión de futuro decidieron aplicar políticas contra cíclicas: más inversión en I+D+I, es decir prepararse para un futuro distinto y mejor. Por el contrario, otros países, entre ellos el nuestro, optaron por aplicar la austeridad a estas actividades, con un retroceso muy importante de nuestra capacidad de modificar el futuro. Seguimos sin ser conscientes de ese grave error y por ello “Futuribles” sigue siendo necesario.

Generaciones jóvenes, ¿tienen futuro?

Es imprescindible la creación de puestos de trabajo en las nuevas actividades con futuro. Y esas ocupaciones vendrán de empresas que se adapten a las modernas técnicas digitales. Por ello habrá que transformar nuestro tejido empresarial y habrá que modificar nuestras reglas de contratación para casar oferta y demanda acordes con los nuevos tiempos. Los Fondos Europeos de Recuperación, Transformación y Resiliencia contemplan recursos importantes para cambiar el perfil de las pymes españolas, pero habrá que tener en cuenta también las inaplazables modificaciones de los sectores tradicionales, fuertes creadores de empleo, para que den cabida a esas nuevas generaciones de jóvenes formados en Formación Profesional y en Universidades.

¿El teletrabajo ha venido para quedarse?

Está para quedarse, pero, como siempre, será preciso que se regule mejor, se defina bien los casos de aplicación, se forme a empleadores y a empleados en los modos que optimizan la rentabilidad de esta nueva modalidad. Lo que es evidente es que no volveremos a reproducir modelos de relación que la pandemia ha evidenciado como ineficaces, caros e innecesarios.

Fondos europeos.

España ha hecho muy bien sus tareas. Ahora viene la hora de la verdad, usar los fondos y hacerlo dominado por el principio de la transformación de la sociedad en la que vivimos. Y para que ese proceso sea posible se necesita de la convergencia de los actores, públicos y privados que deben sumar sus fuerzas en la búsqueda de las soluciones optimizadas. Este es el asunto pendiente y de su solución dependerá el éxito de los fondos. Por ahora, no soy muy optimista con las propuestas en presencia, pero no dejo de pelear por su consecución.