El Ministerio para la Transición Ecológica asegura que “agilizará” los trámites para la puesta en marcha de la regasificadora de El Musel, pero no establece plazos. La instalación propiedad de Enagás, que costó 382 millones de euros, terminó de construirse hace nueve años y aún no ha entrado en servicio a pesar de que en la actualidad las regasificadoras españolas tienen contratado el máximo de almacenamiento ante el cierre del gasoducto Europa-Magreb que une Argelia y España por Marruecos.
El pasado mes de mayo se formuló la declaración de impacto ambiental de la instalación gijonesa, pero aún quedan trámites pendientes. La secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, señaló ayer en Avilés que “algo muy importante es que la regasificadora de Gijón tenga declaración de impacto ambiental favorable, que era un hito esencial para seguir el camino, para que se ponga en marcha”. Además, añadió que “el siguiente hito es el informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) tras la petición de Enagás y luego está la autorización administrativa por parte del Ministerio de Transición Ecológica. Nuestro compromiso es agilizar el trámite y que sea lo antes posible”. No obstante, la Secretaria de Estado de Energía evitó establecer fechar para el arranque de una instalación que acabó de construirse en noviembre de 2012. Con la anterior crisis, el Gobierno de Rajoy decidió dejarla en hibernación y una sentencia del Supremo obligó a reanudar la tramitación medioambiental de la planta, que aún carece de autorización administrativa.
