MWC 2024

Un nuevo mapa para las grandes telecos en España

La fusión de Orange-MásMóvil, la compra de Vodafone por Zegona, los cambios accionariales en Telefónica y el ascenso fulgurante de Digi abren una nueva etapa en el sector y anticipan más movimientos

Un nuevo mapa para las grandes telecos en España.

Un nuevo mapa para las grandes telecos en España. / Telefónica

David Page

Varios terremotos simultáneos anticipan una reconfiguración drástica del sector español de las telecomunicaciones. Todas las grandes telecos (Telefónica, Orange, Vodafone y MásMóvil) afrontan movimientos accionariales de calado con consecuencias sistémicas para su funcionamiento y su operativa, con impacto también para el resto de rivales de menor tamaño, y que dibujan un nuevo mapa de toda la industria a las puertas del arranque de una nueva edición del Mobile World Congress (MWC), que se celebra esta semana en Barcelona.

La fusión de Orange España y MásMóvil, el cambio de propiedad de Vodafone España para pasar a manos del grupo inversor británico Zegona, la irrupción en el capital de Telefónica de Arabia Saudí y próximamente también del Estado español, el crecimiento imparable de Digi y su ascenso a nuevo gran cuarto operador nacional… sacudidas que abren una nueva etapa en el sector y que pueden desencadenar nuevos movimientos.

Orange y MásMóvil enfilan su esperada fusión para crear la mayor teleco de España por número de clientes, acabando con el histórico liderazgo de Telefónica. Tras dos largos años de preparativos, la Comisión Europea ha autorizado por fin la operación, supeditando la fusión a que el nuevo gigante nacional ceda activos para evitar eventuales problemas de competencia en el ya hipercompetitivo mercado español. Y ahora ya sólo queda el visto bueno definitivo del Gobierno español en las próximas semanas y las compañías esperan cerrar su unión a lo largo de marzo.

Desregular al antiguo monopolio

La fusión Orange-MásMóvil puede ser detonante de otros movimientos en cadena, tanto entre las grandes telecos como entre las que aspiran a serlo. Tras la unión y el nacimiento de un nuevo campeón nacional, Telefónica mete presión a las autoridades españolas para levantar las restricciones comerciales y obligaciones especiales que aún arrastra el grupo como antiguo monopolio público del sector. “Ha llegado el momento de desregularnos. No necesitamos que nadie nos proteja, pero pedimos que nos desregulen para poder competir”, sentenció la pasada semana el presidente del grupo, José María Álvarez-Pallete, la pasada semana.

Telefónica ha estado sometida durante años a obligaciones de ofrecer sus infraestructuras a sus rivales, a la restricción de lanzar ofertas comerciales sólo si eran replicables por sus competidores, estaba forzada a compartir los contenidos audiovisuales 'premium'… Algunas de esas regulaciones especiales se han ido levantando o están en vías de hacerlo, pero la compañía pide el levantamiento de todos los condicionantes para competir en igualdad de condiciones en un mercado español. Telefónica se abre a comprar otros operadores en el mercado español si se confirma este escenario de mayor desregulación. "Se nos podrán presentar oportunidades que quizá en el pasado no fueran tan fáciles o posibles", explicó el consejero delegado del grupo, Ángel Vilá.

Telefónica clama por estos cambios regulatorios mientras se prepara para un doble terremoto accionarial, por la irrupción de Arabia Saudí en el capital de la teleco española con hasta un 9,9% (para lo que debe pedir permiso al Gobierno por el carácter estratégico del grupo) y por el plan del Ejecutivo español de blindar la españolidad de la compañía ordenando al holding público SEPI comprar una participación de hasta 10%, un cuarto de siglo después de su privatización total. La dirección de Telefónica asegura no tener ninguna noticia de cuándo presentará su solicitud de permiso la compañía saudí STC ni de cuándo, cómo y con qué magnitudes pretende ejecutar las compras SEPI. Todo queda a la espera de que los nuevos socios muevan ficha.

Uno más en el club de los grandes

El ‘ok’ de Bruselas a la fusión Orange-MásMóvil está condicionado a que el nuevo gigante nacional haga una cesión de activos que va a tener como gran beneficiado a Digi, la teleco de origen rumano que ha conseguido reventar el mercado español con precios agresivos y que se ha convertido en la operadora que, de lejos, más crece en número de clientes (ahora con más de 6 millones de usuarios, tras sumar 1,5 millones clientes sólo en el último año). El nuevo 'challenger' del sector patrio recibe ahora un empujón definitivo para entrar en el trono de las grandes telecos españolas.

Digi Spain acordó con las dos telecos la compra de espectro radioeléctrico por 120 millones de euros para levantar su propia red de móvil en el mercado español y también una opción (que no obligación) de contrato de alquiler mayorista para el uso de sus redes móviles con precios ventajosos. Digi ya había anticipado su intención de poner en marcha un plan de inversiones por 2.000 millones de euros en siete años si conseguía hacerse con los 'remedies' de la fusión.

Las propias Orange y MásMóvil, y también sus rivales Movistar y Vodafone, han venido reclamando a la Comisión Europea que la operación se autorizara sin imponer remedies duros para avanzar en la consolidación de un sector profundamente atomizado como el español. Bruselas ha vuelto a optar por mantener su política de impulsar un cuarto gran operador en todos los mercados nacionales. Y parece claro que Digi está llamado a serlo ahora en España.

El impacto comercial

Las grandes telecos reclamaban una aprobación de la unión Orange-MásMóvil casi sin condiciones para avanzar hacia una mayor racionalización del negocio herido de las telecos en España, con la rentabilidad y los ingresos a la baja por el golpe por la hipercompetencia y por el gran peso del bajo coste. Las compañías low cost llevan años logrando quedarse con en torno al 60% de todas las nuevas altas del sector, tanto las portabilidades (cambios de compañías en las que el cliente mantiene el número anterior) como de las líneas con nueva numeración.

En la práctica el mercado español está partido en dos, con una oferta amplia de tarifas con precios de derribo y servicios ajustados y, en el otro extremo, una oferta premium controlada por las grandes compañías con paquetes de consumo de datos ilimitados, contenidos exclusivos y otros servicios de alto valor añadido. El sector de las telecomunicaciones se ha instalado desde hace años en una competencia feroz, en una aparente guerra comercial permanente, y ahora está por ver si los movimientos corporativos sirve para azuzarla aún más.

El grupo británico Zegona ha pactado la compra de la filial española de Vodafone por 5.000 millones de euros, con el objetivo de reflotarla tras años de números rojos millonarios. La toma de control por Zegona, aún pendiente de la aprobación del Gobierno, puede anticipar una mayor agresividad comercial por parte de Vodafone para cortar la sangría de clientes y un impulso aún mayor para Lowi, la marca de bajo coste del grupo.

Telefónica apuesta por que el mercado optará por la racionalidad tras el cambio de manos de Vodafone y la unión Orange-MásMóvil. “Estos operadores nacen muy apalancados y con necesidad de mantener su base de clientes y el arpu” (el ingreso medio por cliente), apunta el consejero delegado de Telefónica, Ángel Vilá. “No hay mucha flexibilidad comercial a menos que quieran cargarse su rentabilidad. Tenemos fuerza para competir y los otros operadores no tendrán mucha flexibilidad”, augura.

Entre las voces que critican la cesión de activos sobrantes de la fusión Orange-MásMóvil a Digi, alertan que se está alimentando a una compañía a la que no le hacía falta y que ya había demostrado su capacidad de crecer con fuerza a base de precios agresivos. Pero entre los defensores de que Bruselas impusiera operaciones condiciones a la operación, por el contrario, se apunta a que Digi se verá obligada a realizar inversiones millonarias para levantar y mantener su propia red, lo que servirá para moderar su agresividad comercial.