La toma de posiciones de la Iglesia ante las elecciones generales. Se inclina la jerarquía a la protección de la vida, la familia, el empleo y los derechos humanos, pero hay voces a partir de ahí más proclives al ejercicio de un voto social -cuando los acentos se ponen por ejemplo desde Cáritas-, pero también actitudes y pronunciamientos particulares que añaden la necesidad de tener presente al votar quién protege mejor la unidad de España. Romperla, dice en una carta a sus feligreses Fernando Llenín, párroco de San José de Gijón y director del Instituto Superior de Estudios Teológicos de Oviedo, "es una gravísima responsabilidad ética y moral que amenaza la convivencia, la prosperidad y la paz no sólo en la nación, sino también en Europa".

La postura oficial del Arzobispado de Oviedo se remite a las cuatro recomendaciones de la Conferencia Episcopal, cuyo presidente, Ricardo Blázquez, resume las prioridades en las causas que defiendan la vida humana "desde la concepción hasta su fin natural", "el cuidado y protección de la familia", el trabajo y singularmente el de los jóvenes y el respeto a los derechos humanos.

Las prioridades se amplían en un documento de "propuestas políticas" donde Cáritas reclama por ejemplo " un sistema de garantía de ingresos mínimos de ámbito estatal para que toda persona en situación de pobreza tenga derecho a un ingreso mínimo", "la adopción de políticas públicas que hagan efectivo el derecho humano a la vivienda", la garantía de los derechos también en los procedimientos de expulsión de inmigrantes o la lucha contra el cambio climático y la garantía del "derecho a la energía".

El equipo de Pastoral Social del arciprestazgo de Gijón, mientras tanto, enfatiza asimismo en otro documento el necesario impulso de "medidas fiscales justas" y de "políticas redistributivas" que reduzcan brechas "económicas, sociales y políticas" y reclama entre otras medidas las de "ayuda e integración a desplazados, refugiados e inmigrantes".

Toda esta batería de propuestas se presenta además envuelta en la controversia que ha desatado la elección del santuario de Covadonga como escenario del primer acto de campaña de Vox, cuestionado también desde algunos sectores de la Iglesia. Faustino Vilabrille, sacerdote vinculado al Foro de Cristianos Gaspar García Laviana, ha criticado esa decisión por lo que pueda tener de ruptura con la neutralidad política de la Iglesia frente a una fuerza política que define "ultraconservadora, y que ya ha manifestado, en varias ocasiones, su desacuerdo con la pastoral del Papa Francisco en lo tocante a la acogida, los inmigrantes o la defensa de valores compartidos".

8,4 millones de votos

Pero, ¿cuántos votos están en juego? Casi siete de cada diez españoles (69%) se muestran afines a la religión católica, aunque solo uno de cada cinco asegura ser practicante (21,1%), según se desprende del último "macrobarómetro" realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas el pasado mes de marzo y cuyos datos se conocieron la semana pasada.

Los católicos continúan siendo un grupo de votantes muy numeroso. De los 34,8 millones de españoles llamados a votar el próximo 28-A, los católicos practicantes representan una importante bolsa de 8,4 millones de posibles papeletas. En Asturias, aunque el porcentaje de católicos es muy similar al nacional, el reparto respecto a la asistencia a los oficios cambia ligeramente. La proporción de católicos practicantes es ligeramente superior (24,3%), de modo que representan casi uno de cada cuatro asturianos. Los no practicantes suponen un 44,3% de los habitantes del Principado. En total, los votos de los católicos practicantes en Asturias son casi 208.000 electores, una población superior a la de los ovetenses llamados a votar en las generales.

La religión católica sigue teniendo peso en España, aunque la afinidad a esta religión ha caído casi 20 en puntos en los últimos cuarenta años. El cambio sociológico del país ha sido relevante. No en vano, en 1983, solo un 22 por ciento de los españoles aseguraba que nunca asistía a ceremonias religiosas; hoy, ese porcentaje ha crecido de forma notable, hasta el punto que casi seis de cada diez que se definen como creyentes no acuden casi nunca a misa. Solo el 14,1 por ciento de los creyentes aseguran que acuden a mis casi todos los domingos y festivos.

El espectro ideológico de los católicos practicantes es claramente de derechas. El 58,6 por ciento de quienes dicen situarse en la derecha más extrema e definen como católicos practicantes. Solo el 5,6% de quienes aseguran identificarse más a la izquierda reconocen ser católicos que acuden a los oficios religiosos. En el centro, entre dos y tres de cada diez españoles se definen como católicos practicantes.

Curiosamente, pese a la evolución sociológica, el porcentaje de católicos (pacticantes o no) se ha mantenido estable en los últimos años entre los votantes del PP. Los electores del PP eran católicos en un 90 por ciento, prácticamente a partes iguales entre los que acuden a los oficios y los que no. En el PSOE, representan casi el 70 por ciento de sus votantes, aunque son mayoría los no practicantes (58%) frente a los que no lo son (19,5%). Los católicos de Unidos Podemos suman el 34,6% de sus votantes (uno de cada tres), pero de forma abrumadora no practican.

El último estudio del CIS solo pregunta por el recuerdo de voto de las elecciones generales de 2016, de modo que es imposible conocer cuántos de los católicos que votaron al PP sienten afinidad por los planteamientos de Vox, una de las principales incógnitas que despejarán las urnas el día 28.