La candidata del PP a la presidencia del Principado, Teresa Mallada, reivindicó ayer la legitimidad de su participación en la elaboración del programa con el que su partido concurrirá a las elecciones autonómicas del día 26. Tuvo que hacerlo una vez que la presidenta del partido en Asturias, Mercedes Fernández, hubo marcado ante el comité ejecutivo regional las líneas maestras que deberían guiar el documento -la libertad de enseñanza, "la defensa de los usuarios de la sanidad", la rebaja fiscal...- y remarcado que su aprobación compete al comité ejecutivo regional, a la dirección orgánica porque "somos un partido serio".

Era el parlamento inicial de la presidenta ante el comité de ayer, en el que eludió nombrar a Mallada. La candidata llegó a la sede del cónclave al final del discurso de Fernández, excusando el retraso por las obligaciones de su agenda electoral -acababa de regresar de Madrid-, y reclamando su papel en el camino que conduce a las urnas. "Todos los candidatos hacen el programa electoral", replicó, "y yo no soy sospechosa de hacer uno que cambie las directrices del partido. Llevo afiliada desde los 20 años y no tengo ninguna duda de que el programa que haga la candidata coincidirá con el de la presidenta".

Así empezó una reunión que fue por momentos tensa, en la que los asistentes escenificaron las serias discrepancias que separan a las facciones del partido. La propuesta de la presidencia de introducir cambios en la composición del comité ejecutivo, algunos para mantener la presencia en el organismo de los diputados autonómicos que dejan de serlo, otros que desplazaban a dirigentes afines a Mallada, hizo estallar algunos ánimos en la reunión. Se acabaron votando algunos nombramientos, algo nada habitual -lo normal es hacerlo por asentimiento- y aplazando otros, y la tensión llegó a un punto, según algunos de los asistentes, en el que la exdiputada Susana López Ares renunció al que se proponía para ella. Hubo duras intervenciones con reproches de parte a parte, una de las más contundentes la del exalcalde de Oviedo Agustín Iglesias Caunedo, y llegó a oírse llamar "niñatos" a los que alientan la conspiración y la intriga en el partido. Se escuchó en el lado más próximo a Fernández a la candidata en Langreo, María Antonia García, o a Isabel Pérez Espinosa; también en el otro lado a parte de los colaboradores más afines a Mallada, José Ramón Fernández o Pablo Álvarez Pire, y al senador Fernando Goñi, entre otros.

Reivindicación de poder

En su discurso inicial, Mercedes Fernández había puesto mucho énfasis en tratar de reafirmar que lleva las riendas del partido y su legitimidad como presidenta. "Todos tenemos que darnos legitimidades recíprocas", dijo equiparando su liderazgo al de Pablo Casado. "Si nosotros creemos en el sistema nacional de primarias y en la victoria irreprochable de Casado, también hay que creer en la nuestra, democrática, pulcra e irreprochable". Se remitía a los modelos de elección que les hicieron presidentes, análogos en sus procedimientos participativos, y lanzaba la precampaña de las autonómicas con una reivindicación de su poder orgánico.

Mallada, de su lado, había vuelto a desafiar al candidato socialista, Adrián Barbón, que "no se atreve a debatir conmigo", y había asumido el reto de revertir el resultado muy negativo de las generales del domingo. También negó haber visto en la campaña pasada "tan a la derecha" al PP: "Yo siempre he estado en el centro", afirmó. A Pablo Casado le "he oído hablar de bajada de impuestos, de una educación en la que los padres podamos elegir colegio, de las cosas que interesan a los ciudadanos".