El regreso a escena de Carmen Moriyón en diciembre hizo saltar por los aires el inestable tablero político gijonés, apenas unas semanas después de que el PSOE completase la operación de defenestración de la alcaldesa en ejercicio, Ana González, y la posterior unción como candidato de Luis Manuel Flórez, «Floro», un independiente reconocido por su labor en Proyecto Hombre. Entonces, todos los paradigmas creados a lo largo de un mandato de alto voltaje por la sucesión de polémicas no exentas de componente ideológico (movilidad, toros, laicidad, retirada del nombre de una avenida a Juan Carlos I, paseo del Muro...) dejaron de ser válidos. La ciudad quedó abocada a una carrera entre dos bloques de final todavía incierto a una semana de las urnas. En el resultado influirán la habilidad de Foro y el PP para atraer a socialistas desencantados y a votantes de Ciudadanos en busca de nuevo hogar. Y a la capacidad de movilización de la izquierda en su gran bastión asturiano después de la agitación en el PSOE y Podemos.
Gijón