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La extraña campaña invisible

La reducción de gastos barre los carteles y signos externos de las calles

Carteles de Escaños en Blanco copan un espacio electoral en la calle Llano Ponte de Avilés. MARA VILLAMUZA

Los cinco paneles consecutivos vacíos eran para propaganda electoral. Sólo el sexto luce unos cuantos carteles sencillos y solitarios de la candidatura de Escaños en Blanco. Con su enorme espacio en blanco, paradójicamente, todo el tablón se ha convertido sin querer en una promoción del mismo partido. La imagen está tomada de una calle de Oviedo, pero se repite por todas partes. Es la campaña invisible. La insólita y nunca vista campaña sin apenas indicio físico de su presencia, el perfecto contrapunto de las semanas previas al 20 de diciembre y a todas las elecciones anteriores, con su opulencia cartelera, la sobreexposición pública de los contendientes y ni una sola farola sin su cara de candidato.

Los partidos han llegado a la conclusión, impensable y sorprendente hace unos años, de que llegan mejor a la voluntad del elector si no se enseñan abiertamente, si no hacen ostentación de que estamos en campaña. Puede que sea una forma de reconocer su parte de culpa colectiva en la repetición de los comicios y el indeseado retorno a las urnas. La exuberancia de la cartelería, de las banderolas agarradas a las farolas y de las grandes vallas publicitarias ha cedido el paso a manos de un vacío que, dadas las circunstancias, alguien considerará también estratégico, a una pretensión de austeridad que no responde tanto a un acuerdo explícito entre los partidos como a la conclusión espontánea e individual de cada uno de que esta vez convenía levantar el pie del gasto y rebajar la extraordinaria plenitud habitual del aparato electoral externo.

No lograron pactarlo expresamente en las reuniones sobre el particular, pero el PP, PSOE y Ciudadanos calculan que han rebajado el gasto en un nivel similar, en torno a un treinta por ciento respecto al 20-D, Podemos ha renunciado a las subvenciones públicas y paga su campaña, que pretende también sensiblemente más barata, con medios propios y aportaciones de cargos del partido y simpatizantes. Como consecuencia, todos, unos más que otros, se han retirado de las calles. Un paseo por una ciudad asturiana, tres días después del arranque oficial de la campaña, constata el repliegue y obliga a fijarse muy bien para distinguir el periodo preelectoral del resto del año, o para identificar, pegados en algunos de aquellos paneles, unos cuantos carteles de Unidos Podemos, muy pocos con las caras de Albert Rivera o Pedro Sánchez, alguna pancarta de Ciudadanos prendida a las vallas que protegen alguna rotonda? Nada del PP-Foro.

Afirma Ignacio Prendes, cabeza de lista de Ciudadanos por Asturias, que en las reuniones previas a la organización del proceso electoral no se llegó a ningún acuerdo concreto que vinculase a todos los contendientes en este punto, pero entiende la retirada como el resultado de la aplicación de "algún sentido común" en el que lo más lógico, a la vista de lo sucedido en los últimos meses, era "una campaña muy austera, que evitase toda esa parafernalia cara". "Hemos propuesto una campaña ecológica y económica", añade el director de campaña del PP en el Principado, Luis Venta, que aclara que en su caso se han dejado de gastar tres de cada diez euros en cada partida del presupuesto y que sólo se mantienen intactos los envíos de papeletas y propagandas por correo a los domicilios de los votantes, el buzoneo electoral, del que se hace cargo el Estado. Las propuestas de unificarlo en un único envío, las papeletas de todos los partidos en un solo sobre, fueron planteadas al menos por Podemos y Ciudadanos, pero no prosperaron y el sistema ha mantenido finalmente en las remesas individuales de todas las citas previas.

El ahorro en carteles y banderolas en Asturias, por ejemplo, puede alcanzar los 30.000 euros en el cálculo muy aproximado del PP. La convicción de que esta vez lo conveniente era rebajar el perfil se compensa, afirma Venta, con "un sobreesfuerzo personal y de trabajo de todos los que formamos parte del partido". Y "nosotros no tenemos un plan B", subraya, "vamos a ser coherentes hasta el final" con la retirada de los signos externos de campaña. El PSOE también ha asumido, según fuentes del partido, el compromiso de rebajar sus gastos de campaña un 30 por ciento y de ahorrar en bajarse de las vallas, de las banderolas y los carteles, que los tienen, repartidos por las agrupaciones locales, pero muchos menos en todo caso que antes del 20-D.

Podemos Asturias manda por delante su compromiso de renuncia a las subvenciones electorales. Su mensaje lamenta el desacuerdo sobre el buzoneo único, "la partida en la que más se podría haber reducido el gasto" al decir del secretario general, Daniel Ripa. Él pone delante de los demás su ejemplo único y no imitado de renuncia a las subvenciones electorales -por una cuantía equivalente a los gastos de campaña de la formación en Asturias- y subraya que los planteamientos de los otros partidos "tienen una parte de hipocresía". Podemos espera gastar en estas elecciones más o menos un tercio de los desembolsado el 20-D y pegar muchos menos carteles, pero sobre todo presume de no costarle "ni un euro a la ciudadanía". "Es muy fácil", concluye, "querer que haya nuevas elecciones cuando tú no pagas la factura de la fiesta".

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