Iberdrola es la compañía eléctrica cuyas acciones más se han revalorizado en la Bolsa española tras el cambio de Gobierno. Entre el 31 de mayo (día en el que se conoció que el socialista Pedro Sánchez ganaría la moción de censura al completar sus apoyos con el PNV) y el pasado viernes, los títulos de la multinacional que preside el salmantino Ignacio Sánchez Galán subieron el 4,67%. El avance del Ibex 35 en ese mismo período fue del 1,88%.

Iberdrola es la compañía del negocio del kilovatio cuya estrategia está más alineada con un modelo de transición energética rápida. Anunció el pasado noviembre el cierre de sus últimas térmicas de carbón (la asturiana de Lada y la palentina de Velilla del Río Carrión). Mantenía un pulso por ello con el Gobierno del PP, como también lo hizo con el cierre de la central nuclear de Garoña, compartida por Iberdrola y Endesa. El Ejecutivo intentó que esa instalación se reabriera, pero Sánchez Galán se plantó. Iberdrola tiene una gran cartera de energía eólica (es el mayor productor de mundo en esta tecnología) y tiene casi 5.700 megavatios en centrales de ciclo combinado (gas natural) en España, infrautilizadas por la competencia de la generación con carbón.

Endesa, la compañía con más térmicas carboneras, y Gas Natural, la que tiene más ciclos combinados, registraron aumentos de cotización inferiores al 1% desde fines de mayo. Entre las constructoras que tienen negocios energéticos, Acciona se disparó en estos días el 11,2% ante la expectativa de una gran apuesta por las tecnologías eólica y fotovoltaica.