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Abogada

La debilidad de España

La hora de alzar la voz ciudadana y exigir elecciones

La debilidad de España

Unánime parece -extrema izquierda bolivariana aparte- el rechazo de los diferentes partidos políticos a la negociación entre España y Cataluña con relator incluido, escenificándose de manera más impúdica que nunca una bilateralidad inaceptable. En este monstruoso sueño de la sinrazón el gobierno de España, por llamarle de algún modo, una vez que a este PSOE transmutado no le reconocen ni los suyos propios, nada va a negociar en materia presupuestaria, asunto que ya quedó resuelto una vez que Pedro Sánchez ofreció la cartera completa al separatismo; recordemos sino el solemne anuncio del pasado 10 de enero proclamando la previsión de cumplir, por primera vez, en 2019, con la disposición adicional tercera del Estatuto de Cataluña que obliga a destinar a la comunidad el mismo porcentaje de la inversión territorializada del Estado que el peso de la economía catalana en el PIB español, en torno a un 18 por ciento.

Hoy, apenas un mes después e insisto, dando los asuntos de dinero por descontados, Sánchez y Torra ya están hablando de otras cosas, particularmente de autodeterminación. Ahí están esas demenciales 21 exigencias que Torra le entregó a Sánchez en diciembre y que éste no hizo públicas, cosa que sí hizo Torra, y entre las que es precisamente la número 3 la que dispone: "es necesaria una mediación internacional que ha de facilitar una negociación en igualdad". No puede estar más claro, por más que ahora hablen de "relator" para suavizar la gravedad de los hechos y seguir vistiendo el engaño. Solo con ojear las citadas veintiuno, se concluye que el encuentro tendrá más de cita de tahures que de ese espacio de diálogo cuyo "clamor" solo sugiere Carmen Calvo.

¿Puede el presidente del gobierno de España dialogar sobre la base de propuestas-exigencias como "reconocer y hacer efectivo el derecho de autodeterminación del pueblo de Cataluña", o "no amenazar con el artículo 155", o "investigar los abusos policiales y económicos al pueblo de Cataluña", o que "la vía judicial debe quedar atrás"? ¿Puede el presidente del gobierno de España sentarse a hablar con Torra acerca de "abrir un debate sobre la Monarquía"? No es mi ánimo enumerar toda la diatriba del disparate, pues todas cada una de las propuestas es un acto de agresión a España y a sus instituciones y por ello todas impropias de ser debatidas por inconstitucionales.

Ese encuentro en la mesa de la autodeterminación no dañará más la imagen de Pedro Sánchez; es imposible, pero seguirá golpeando cada día la de nuestro país, debilitando a España al debilitar nuestros pilares constitucionales, al no poner freno sino zanahoria a los golpistas en la suicida convicción sanchista de que entregando más cada vez, se llenará algún día un estomago que es acreditadamente insaciable.

Es hora de parar esta degeneración porque al fin y al cabo Sánchez no está peleando por agotar la legislatura -eso ya lo decidió el mismo día que entró en Moncloa mientras "hacia afuera" prometía convocar elecciones tras lo que sería su gobierno de transición- sino preparando nuevos pactos con los separatistas para seguir destrozando a España a partir de 2020 para seguir en Moncloa. Nuestra patria, común e indivisible según la Constitución, camina secuestrada hacia la descomposición, nuestra debilidad no es la de nuestra gran nación sino la de algunos de sus políticos, por eso los ciudadanos hemos de sentirnos plenamente concernidos, por eso es la hora de priorizar las convicciones firmes antes que los consensos ligeros y dañinos que ni siquiera lo son, porque a la parte española no se le consulta nada, tan solo a la minoría separatista.

Y por eso es también la hora de alzar la voz ciudadana, de todo signo; leemos cada día acerca de la preocupación de los barones socialistas por la deriva de Sánchez pero ¿van a hacer algo más? Vivimos un tiempo en el que las fuerzas constitucionales debe transformar la protesta en acción, a la manera en que Vox, por ejemplo, lo hizo ejerciendo la acusación popular contra los líderes independentistas, esos que atacan de continuo nuestras instituciones y nuestras libertades públicas, por eso ciertamente es una emergencia la convocatoria de unas elecciones generales.

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