Constitución del Congreso

¿Viraje en Junts? El pacto de Puigdemont con el PSOE da alas al sector moderado del partido

Las tesis más pragmáticas han obtenido una pequeña victoria en JxCat a la espera de la estrategia para negociar investidura

Cierre de campaña de Junts con Carles Puigdemont por videoconferencia.

Cierre de campaña de Junts con Carles Puigdemont por videoconferencia. / Manu Mitru

Fidel Masreal

Tras el sí de Junts al PSOE en la negociación de la presidencia y la Mesa del Congreso, el partido del 'expresident' Carles Puigdemont reabre internamente un debate latente desde hace meses: ¿Es JxCat una fuerza destinada a la confrontación con el Estado y a rechazar cualquier acuerdo que no pase por los objetivos de máximos independentistas, o bien avanza hacia la negociación de avances concretos y sectoriales en el autogobierno?

Los que siempre se han sentido más impulsados a la segunda opción, la de hacer política y negociar y pactar con quien convenga en favor de los intereses de Junts, creen o quizás desean que el apoyo a la socialista Francina Armengol de este jueves sea un primer paso en esta dirección. En una dirección de cambio. Y resumen su posición así: "Que me expliquen cómo podemos negociar con el PSOE en Madrid y no con el PSC en la Diputación de Barcelona". Ciertamente, hasta el pacto del Congreso, Junts llevaba al extremo sus posiciones de máximos y ello le llevó a salir del Govern de coalición con ERC (por falta de concreciones en la estrategia soberanista) y a no repetir el pacto con el PSC en la Diputación de Barcelona. Y, sobre todo, a castigar a Esquerra con duras críticas al considerar que los republicanos ceden en exceso en las negociaciones con el PSOE "a cambio de nada", como repite a menudo la cabeza de filas de Junts en Madrid, Míriam Nogueras.

Otro dirigente del ala más moderada también confiaba este jueves que el acuerdo con el PSOE en Madrid sea, "con precaución, exigiendo concreciones", el inicio de la voluntad de un nuevo rumbo estratégico en el partido. Algo que los pactistas desean pero no exponen abiertamente en las reuniones de la comisión ejecutiva, salvo excepciones.

El factor Rull

Uno de los nombres clave en este hipotético cambio es el del 'exconseller', Josep Rull, encarcelado e indultado por los hechos de octubre del 2017. Rull tiene una gran influencia interna y goza del respeto de muchos. Con todo, no ha confrontado sus tesis con las de, por ejemplo, la presidenta del partido, Laura Borràs, de la que se sitúa en las antípodas en fondo y forma. Rull guarda las cartas y también juega con prudencia por motivos políticos y personals, tras pasar más de tres años en la cárcel.

Con todo, los mensajes de la cúpula -al servicio de Puigdemont en las tareas negociadoras de la legislatura española- siguen siendo de máxima firmeza y de advertencia: el pacto de la Mesa del Congreso no presupone un pacto de investidura de Pedro Sánchez. Esta firmeza es la que exhibe siempre Puigdemont en sus manifestaciones públicas -normalmente en forma de tuits- y que también proclaman dirigentes como Borràs.

Junts, ¿como ERC?

Ahora bien, la clave de la estrategia de la "confrontación inteligente" de Puigdemont se basaba en marcar distancias con ERC, en afirmar que los republicanos cedían en exceso a cambio de pactos sectoriales, como el impulso del catalán, que no abordaban el núcleo del problema (autodeterminación y amnistía) y que no se llegaban a cumplir por parte de los socialistas.

El pacto de la Mesa del Congreso ha puesto a Junts, en cambio, en la misma senda que los republicanos: pacto a cambio del uso del catalán y de asuntos sectoriales como la investigación de las llamadas "cloacas del Estado". Algo que los republicanos no han tardado en hacer notar: "Amigos de Junts, bienvenidos a la política d elos independentista de ERC, 'nyorda', 'traidora' y 'botiflera', evidentemente"; tuiteaba Joan Tardà poco después de conocerse el pacto Junts-PSOE.

En manos de Puigdemont

El hecho de que Puigdemont pilote las negociaciones sin compartirlas con la ejecutiva facilita que siga en sus manos la estrategia general y las posibles variaciones pactistas de la misma. Lo ha dejado claro Turull en la ejecutiva de Junts de este jueves: "Puigdemont no quiere estar en la barrera, el momento es suficientemnte trascendente, no puedes olvidar la razón de ser de tu formación, quien asume y comparte la responsabilidad es el 'president', es un factor de mayor cohesión y liderazgo". Más claro imposible: manda él. Y en su tuit tras el acuerdo con el PSOE ha marcado distancias con ERC subrayando la importancia del catalán en la UE. "No nos moverán promesas o voluntades políticas sin garantías de cumplimiento", asegura. "A algunos les parecerá demasiado, a otros les parecerá poco, es una negociación para la Mesa del Congreso. La investidurá está exactamente donde estaba el día después de las elecciones", advierte.

Por ello, los más moderados no se atreven a dar por hecho ningún cambio a su favor. Dependerá de qué sucede en la negociación de más calado, la de la investidura de Pedro Sánchez. Y dependerá, en paralelo, de los resultados electorales que vaya obteniendo Junts si sigue enarbolando la bandera de la confrontación total con el Estado. Unos resultados que ni en las elecciones catalanas, ni en las elecciones generales ha sido vencedora. Y que tras las municipales, donde logró una notabilísima victoria en Barcelona, tampoco les ha permitido forjar acuerdos ni en la capital catalana ni en las diputaciones.

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