Doña Rosario

Recordemos que el 1° de mayo de 1886, una huelga por la jornada de ocho horas estalló de costa a costa de los Estados Unidos. Se paralizó el trabajo en muchas fábricas y muchos obreros salieron a la calle para manifestar esa exigencia. En Chicago, los sucesos tomaron rápidamente un sesgo violento, que culminó en la masacre de la plaza Haymarket –el día 4 de mayo de 1886– y en el posterior juicio contra los dirigentes anarquistas y socialistas de esa ciudad. Cuatro de ellos fueron ahorcados un año y medio después.

A los seis años –en mayo de 1892–, ya se hablaba en Gijón del "día dedicado a los obreros". Fue en un mitin en el teatro Jovellanos de la calle de Jovellanos con la intervención de los socialistas Francisco Cadavieco, Manuel Paredes y Manuel Sobrino. La escritora Rosario de Acuña –ahora se cumplen cien años de su muerte en Gijón– es autora de varios artículos sobre el Primero de Mayo, por ejemplo uno con ese título, "Primero de mayo" publicado en "La Voz del Pueblo", de Santander, el 28 de abril de 1900. "Trabajemos, trabajemos todos para llegar al Socialismo", leemos en él.

Ya residente en Gijón el primero que vemos es uno con ese mismo título. En "El Noroeste", el 1 de mayo de 1910. Doña Rosario hace en él una comparación entre la fuerza del mar, las olas monstruosas –que ella venía nada más salir de su casa– con las reivindicaciones de los de abajo: "¡Proletarios del mundo!, el polvo de nuestros huesos estará mezclado con la tierra cuando se haya conquistado para la especie racional la felicidad por el amor, la verdad y la ciencia.".

Con motivo del primero de mayo de 1923, cuatro días antes de su muerte, un grupo de obreros gijoneses visitó a Rosario de Acuña en su casa de El Cervigón, y no era la primera vez que lo hacían en esa tan significativa fecha. Publicó "El Noroeste": "Se dirigieron a saludar a la eximia escritora doña Rosario de Acuña y Villanueva, interesándose por su salud y dándole singulares pruebas de cariño y admiración".

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