Arturo Muñiz Claros se despide este mes de la presidencia de Hostelería de Gijón, Carreño y Villaviciosa, después de doce años al frente de la asociación. Ahora volverá a centrarse en los fogones y en atender los tres negocios que regenta. El viernes se cerró el plazo para presentar candidaturas para sucederle en la presidencia. Las elecciones tendrán lugar el próximo día 26.

Casado y padre de dos hijas, Arturo Muñiz Claros es hijo y nieto de hosteleros. Nació hace 58 años en La Guía, en el primer piso de la casa en cuyo bajo se encuentra hoy el bar Txoko Txiki. Su abuelo por parte paterna regentaba el Llagar Viñao. Su padre fue quien dio nombre a Casa Arturo, que abrió hace 53 años en La Guía, tras comprar el antiguo merendero El Pinche. Arturo Muñiz Claros y su hermano menor, Agustín, son quienes ahora regentan el negocio. Sus raíces familiares están en Castiello, de donde era su padre, y en Oviedo, donde nació su madre.

Antiguo alumno del Corazón de María y del Instituto Jovellanos, desde joven compatibilizaba la ayuda a sus padres en el negocio familiar con sus estudios o con otros trabajos. Su primer negocio fue hacer vinagre de sidra para venderlo a los clientes del merendero. Pero aún tardó bastantes años en dedicarse de lleno al negocio familiar.

Después de abandonar los estudios, con 19 años parecía que iba a seguir otro derrotero distinto del de su padre y entró a trabajar como administrativo en la empresa Hierros Capua. Tras hacer la mili en León se casó y obtuvo una plaza como responsable de la oficina del Colegio de Aparejadores de Gijón, cargo que desempeñó durante 19 años, entre 1973 y 1992. Una época en la que trabajaba en el Colegio de Aparejadores por la mañana, por la tarde cocinaba con su padre en Casa Arturo y ocasionalmente ayudaba en la administración de lotería que regentaba su mujer en el número 13 de la calle Marqués de San Esteban. Con el tiempo la familia reconvirtió este último local en otro negocio hostelero, el VOS.

Al final, acabó dejando su empleo en el Colegio de Aparejadores para centrarse en la hostelería, que cada vez le absorbía más tiempo. Hoy, además de Casa Arturo y del VOS, es uno de los socios del Restaurante de La Llorea, junto con Roberto Reginelli y Darío Muñiz Quidiello.

Durante los últimos 14 años, Arturo Muñiz ha ocupado cargos de representación del sector. Llegó a la directiva de la asociación hostelera de la mano del anterior presidente y hoy socio suyo, Darío Muñiz. Fue vicepresidente durante los dos últimos años de Muñiz Quidiello en la presidencia. Luego, como presidente de Hostelería de Gijón, ha sido la voz del sector en diversos foros, en ocasiones una voz incómoda.

Además de presidir la asociación, durante ocho años fue vocal del pleno de la Cámara de Comercio de Gijón, cuando la presidía Guillermo Quirós. Una institución con la que, tanto entonces como ahora, se ha mostrado siempre muy crítico, por considerar que se preocupa poco del sector y que es poco más que un impuesto para los hosteleros.

Por su condición de presidente de Hostelería Gijón, también ostenta diversos cargos. Es consejero de la Sociedad Mixta de Turismo de Gijón, en la que tuvo serias discrepancias con quien fuera su gerente, Roberto Martínez Berciano, un enfrentamiento que se prolongó en las últimas elecciones al pleno de la Cámara de Comercio de Gijón, en las que Berciano arrebató el puesto al candidato oficial respaldado por Muñiz. Ahora Berciano apoya a una de las tres candidaturas a la presidencia de Hostelería de Gijón.

Como presidente de la asociación hostelera, Arturo Muñiz también estuvo dos años en el comité ejecutivo de la FADE, en el segundo mandato de Severino García Vigón. En la actualidad es vocal de la directiva de la FADE. También es uno de los integrantes de la junta directiva de la Federación Nacional de Restauración y consejero de la Sociedad Regional de Turismo. Cargos todos ellos ligados a su condición de presidente de Hostelería de Gijón, a la que dice adiós a finales de este mes.

Deja el cargo con cuatro años de retraso. Hace cuatro, había planteado su relevo por Andrés Mori (Casa Zabala), pero el fallecimiento de este último frustró la operación. Era un momento en el que no había más aspirantes al puesto. En realidad, ésta será la primera ocasión en más de 30 años de historia de la asociación hostelera gijonesa en la que habrá votaciones al presentarse más de un candidato.

La retirada a sus fogones no le apartará del todo de la actividad pública. Desde hace años su rostro es conocido por los más pequeños como el del Príncipe Aliatar, que precede la llegada de los Reyes Magos y la cabalgata.