M. SUÁREZ

Desde que se rehabilitó el edificio del Varsovia, hace ya cinco años, por este mítico local de copas gijonés han pasado varios hosteleros. Hubo incluso quien trató de reorientar el negocio hacia la restauración. Pero el establecimiento nunca llegó a recuperar el brillo de antaño y, de hecho, lleva casi cinco meses cerrado y sin actividad. A finales de mayo, principios de junio, volverá a abrir sus puertas, con el mismo nombre pero distinta imagen.

En esta nueva andadura, los hermanos Borja y José Antonio Cortina pretenden convertir el bajo del número 18 de la calle Cabrales (esquina a la Rectoría) en un lugar de referencia para «la copa sosegada y bien puesta». Un local donde poder cultivar la cultura del cóctel, «que se ha ido perdiendo poco a poco» en Gijón. «Es un edificio precioso, con una ubicación impresionante frente al mar. Por eso buscamos una línea de negocio especial, algo diferente de lo que hay», explican.

Las obras que se están desarrollando en el interior del Varsovia vestirán el local con muebles retro y materiales nobles como la madera y la piel. Una estética con aires modernistas, «muy en sintonía con la fachada» que Manuel del Busto diseñó hace más de un siglo y que Actuaciones Residenciales y Promociones (ARP) rescataba del paso del tiempo en 2006. «La mayoría de los hosteleros de esta ciudad siempre hemos estado enamorados de ese local. Fue como el Studio 54 de Gijón. Por eso, ni se nos ocurre cambiarle el nombre», señala Borja Cortina.

Aunque, a partir de ahora, bajo el letrero de Varsovia se servirán cócteles, una carta de vinos «bien escogida», una amplia selección de batidos y granizados, cafés especiales y aperitivos delicatessen. «Nuestra idea es abrir a partir de las cuatro de la tarde, buscando la sobremesa. Será un sitio para tomar una copa tranquila, con muchas butacas o taburetes en los que sentarse y poder charlar», adelantan los hermanos Cortina, que ya regentan dos negocios en la plaza del Marqués. «Estamos pensando en solicitar licencia para música amplificada. Por tener un horario más amplio, no por una cuestión de decibelios, porque la música que pondremos será ambiental», precisan.

En el bajo del número 18 de Cabrales, hay disponibles 240 metros cuadrados: 80 en la planta de entrada, 140 en el sótano y 20 en un altillo con vistas a la playa de San Lorenzo. Los trabajos de decoración avanzan, aunque desde el exterior apenas se aprecia actividad. Según Borja Cortina, «aunque esperamos poder abrir a finales de este mes o principios del que viene, tampoco hay prisa. Mientras no esté todo bien rematado, no empezaremos a funcionar».

El local es propiedad de ARP, que tiene sus oficinas justo encima. Borja y José Antonio Cortina se interesaron por el Varsovia desde que supieron que, una vez más, estaba disponible y sin uso. «Es un sitio ideal para el tipo de negocio que queremos montar», consideraron. Un Varsovia nuevo, pero con la solera de muchas noches pasadas que se alargaron hasta la madrugada.