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Crítica / Música

Cita con el "jazz sinfónico"

Cita con el "jazz sinfónico"

Era una propuesta diferente, podríamos decir incluso arriesgada, dentro del ciclo "Jazz en el centro", pero Tomás Merlo & the Freepunk Ensemble convencieron al público que el pasado miércoles se acercó al Antiguo Instituto. Hacía varios años que Merlo no pasaba por Gijón, y en esta ocasión lo hizo para presentar su primer trabajo en solitario, "Vendetta" (Youkali, 2013), un álbum con nueve cortes de su cosecha en los que presenta una propuesta que transita entre el jazz y el rock progresivo de los años setenta, dando lugar a un sonido que él mismo denomina "jazz sinfónico".

Las influencias de grandes bandas del progresivo de los setenta quedaron explicitadas por el propio Merlo en la presentación del concierto: Yes, King Crimson y, sobre todo, Jaco Pastorius, quien revolucionó el papel del bajo eléctrico durante los años setenta convirtiéndolo en instrumento solista. Al igual que Pastorius, Merlo saltó a las tablas con su Fender Jazz Bass, acompañado de Chema Sáiz a la guitarra, Moisés Sánchez al piano y los teclados, y Andrés Litwin a la batería. Todos ellos han participado en la grabación del disco, y eso se percibe en directo en la complicidad y el entendimiento a la hora de interpretar los temas.

El concierto comenzó sin preámbulos, atacando con contundencia un veloz ostinato en bajo y batería que acabó convirtiéndose en un intenso colchón sonoro sobre el que discurrió una melodía más pausada y lírica que se fueron alternando piano y guitarra en sus respectivas intervenciones. Esta fue la tónica de todo el concierto, las veloces reiteraciones de riffs y ostinatos acababan por expandirse atrapando al oyente en un crescendo progresivo. Cuando la sonoridad estaba bien empastada, aparecían melodías de desarrollo lento como contrapunto y nuevos timbres construidos tanto por los pedales de la guitarra, como por las intervenciones en la caja de piano (incluso con materiales como el papel) y los innumerables recursos de la percusión en la batería. Los temas son largos y, al igual que en el rock progresivo, las progresiones armónicas y el desarrollo de motivos son la base de este lenguaje musical. Piezas que, como "El replicante", parten de un solo inicial, crecen hasta un clímax de dimensiones épicas y finalizan de forma discreta, apagándose como detenidos en el tiempo. Destacó "Nora", tema que Merlo dedica a su hija, en el que las píldoras de rock sureño son especialmente reconocibles en el riff del bajo. Aquí los músicos se recrearon, con un solo de piano que resultó avasallador por su intensidad y una guitarra que parecía chillar de forma desgarrada con acordes disonantes. Sin duda, fue el punto álgido del concierto.

Tras el torbellino de intensidad sonora, decidieron cerrar la jornada con "Discontinuum", una balada que se inicia con un sugerente piano de aires impresionistas al que se van sumando el resto de los instrumentos. No hubo tiempo para más; hora y media de concierto en la que Merlo dio buena cuenta de una interesante propuesta que se mueve entre el jazz y el rock, un "jazz sinfónico" que confiamos siga dando sus frutos en los próximos años.

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