Si hacer deporte ya es de por sí un síntoma positivo para la salud y el bienestar de cada persona, más lo es el calzarse las zapatillas por una causa que merece, con letras mayúsculas, la pena. 8.000 mujeres (medio millar más que la pasada edición) se lanzaron a las calles de Gijón para compartir unidas una lucha que estaba más allá de cubrir los 5.500 metros de la decimotercera edición de la carrera de la mujer, donde el tiempo marcado por cada participante era lo menos importante.

Con el mensaje claro en sus camisetas de "Hoy ganan las mujeres", se daba por sentado que la victoria ya estaba asegurada antes de tomar la salida en Las Mestas. El color rosa predominó con fuerza durante todo el recorrido, formándose una marea llamativa en el que cada paso al frente llevaba consigo un significado especial en forma de coraje, pundonor o fuerza, sin que la palabra rendirse entrase dentro de sus cabezas pese a que las piernas pesaban mientras transcurrían los kilómetros. Una consigna que se traslada a otros ámbitos de la vida.

"Es mi tercera victoria en esta prueba, pero lo que más me emociona es ver a todas estas mujeres corriendo por una buena causa", indicaba Paula González Blanco que, con un tiempo de 19.51 minutos, fue la primera en terminar. Toda una campeona nacional que cruzaba la línea de meta amenizada por la banda de gaitas que puso un punto aún mayor de festejo a la prueba. Mariam Benkert y Maica Rodríguez, fueron segunda y tercera respectivamente. Todas las participantes lucieron el dorsal 016, número indicativo del teléfono de atención a las víctimas de violencia de género. Esta vez eran los amigos, maridos e hijos los que animaban con admiración la participación de sus amigas, familiares, esposas o madres durante el recorrido se la decimotercera edición de la prueba gijonesa.

Las mujeres, sin importar la edad o la posición de llegada a la meta, lograban alcanzar su reto personal para finalizar con la mayor satisfacción posible que suponía colaborar con distintas entidades para las que se recaudaron fondos. María José Castaño acude año tras año a la cita, mientras que Andrea García se estrenaba. A sus 22 años, la candasina, ha vivido muy de cerca la lucha contra el cáncer ya que "mi abuela peleó dos años y lo superó, así que les digo a todas las personas que se puede, hay que luchar y ayudar a toda la gente que pasa por ello". Poco después entraba en meta María Figueroa, que realizó toda la carrera tirando de su carricoche -como muchas otras participantes- donde se encontraba su hijo Santiago, de nueve meses. Las mujeres dieron ejemplo y tomaron parte de una prueba en la que reivindicaron su valentía ante los obstáculos.