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Crítica / Música

Capossela: un italiano de viaje por el mundo

El cantautor conquistó la gijonesa plaza Mayor con una síntesis de música italiana y americana

Vinicio Capossela. ÁNGEL GONZÁLEZ

Su nombre no suele ser cabeza de cartel, no destaca en las programaciones de teatros o festivales en nuestro país, pero donde va, triunfa. Vinicio Capossela lleva treinta años pisando escenarios de medio mundo; en su largo caminar ha ido forjando un estilo propio y difícil de catalogar que sintetiza los lenguajes musicales por los que ha transitado la canción italiana a lo largo del siglo XX. El sábado llegó a Gijón como un ciclón; poco antes de comenzar el concierto la plaza Mayor estaba prácticamente vacía, pero el espectáculo de este cantautor fue como un imán, y poco a poco se fue llenando hasta acabar en una fiesta en la que bailaron hasta los paraguas, porque ni la lluvia logró espantar al público en la recta final del concierto.

Él solo se basta y se sobra para darle vida a un concierto: guitarra, acordeón, piano? todo pasó por sus manos a lo largo de la noche, pero sobre el escenario le acompañaron una nutrida nómina de músicos con instrumentos como el rabel, el cuatro o la trompeta. Todos necesarios para hacer sonar una música que combina la tradición de la canción italiana con el Tex-Mex; una mezcla que, aunque a priori pueda parecer forzada, resume a la perfección lo que ha sido el continuo divagar de la música italiana desde finales del siglo XIX. Canción napolitana, tarantela, balada? toda una serie de tradiciones que encontramos en otros grandes artistas italianos como Paolo Conte, Fabrizio d´André o Francesco di Gregori. A todo esto hay que sumar los constantes guiños a la ranchera y al mariachi que encajó en muchos de sus temas y los aires de Tom Waits que se respiran en algunas de sus canciones.

En cualquier otro artista esta miscelánea de géneros musicales sería casi inevitablemente sinónimo de "world music", pero Capossela logra hacerlos propios demostrando talento y oficio. Es capaz de introducir los versos de "Knocking on heavens door" en una tarantela o de llevar una "murder ballad" a un compás de amalgama, y todo sin sonar kitsch. Temas como "Zompa La Rondinella" o "Signora luna" son buena muestra de ello, y fueron algunos con los que el sábado logró meterse al público de Gijón en el bolsillo. Pero aún tenía más en su repertorio, y en un artista que se mueve en la frontera de la canción italiana con lo que se conoce como americana no podía faltar un guiño a la banda sonora que Ennio Morricone puso al spaghetti western de Sergio Leone en la canción "Il treno".

La recta final fue una descarga de temas que consiguió mover a toda la plaza, acompañados de una puesta en escena que rozó lo excesivo, porque Capossela pasó del sombrero de marichi con plumas a la máscara con cornamenta de antílope. Pero antes de esto quiso entonar un tema popular italiano a capella, inspirado por la canción asturiana que había escuchado horas antes en ese mismo escenario. Capossela es todo un personaje, pero sobre todo un gran músico.

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